HOLA, AMIGOS DE CERCA DE LA ORILLA, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Hoy tenemos el gran honor de presentar la reedición de aniversario #40 de una de las obras cumbres de ese excelso trío canadiense llamado RUSH: “A Farewell to Kings”. Este disco grabado en los Rockfield Studios de Gales en junio de 1977, mezclado al mes siguiente en los Advision Studios de Londres, y sacado al mercado en el mes de setiembre, significó muchas cosas para este grupo canadiense que ya empezaba a asentarse en las primeras ligas de la escena rockera internacional de la segunda mitad de los 70s. La reedición, en formatos de triple CD y cuádruple LP, fue publicada en el primer día de diciembre del año 2017 por vía de la asociación coproductora de Anthem, Mercury, Ole y UMG Recordings. Geddy Lee añadió a sus usuales roles de cantante y bajista una buena dosis de intervenciones al sintetizador Mini-Moog y la pedalera sintetizada bajo Moog Taurus; este último ítem también será utilizado por Alex Lifeson, quien amplía su arsenal de guitarras eléctricas y acústicas añadiendo la acústica de 12 cuerdas y utilizando más enfáticamente la clásica. Por su parte, Neil Peart introdujo el glockenspiel, las campanas tubulares y orquestales, los bloques de madera, la cortinilla, el árbol de campana y otros implementos a lo que hasta entonces era un parco recurso de complementos percusivos para su inseparable batería. El grupo estaba decidido a evolucionar bajo sus propios términos añadiendo texturas, matices psicodélicos y esquemas prog-sinfónicos más abundantes que de costumbre a su esquema de power trio pesado. Parecía mentira entonces que, un año y medio atrás, el grupo estuviese en la lista de grupos sospechosos de caer en decadencia por parte de los ejecutivos de la compañía discográfica Mercury Records tras el fracaso comercial de “Caress Of Steel”, el tercer álbum que no logró completar el empuje creciente de los dos primeros. La oportunidad de hacer el cuarto disco, “2112”, fue ofrecida con la condición de que lograra un notable éxito de ventas, oferta que el grupo convirtió en un álbum cuyo lado A estaba enteramente ocupado por la suite homónima de siete secciones. A pesar del temor y la sensación de insensatez que estaba metida en las mentes de los ejecutivos, el disco, publicado en el primer día de abril de 1976, fue todo un éxito: el grupo apostó a seguir su propia voz, que clamaba por avanzar hacia nuevas alturas estéticas, saliendo airosos o muriendo en el intento.
A despecho de las poco favorables críticas
de la prensa musical, el grupo promovió ese disco exhaustivamente entre marzo
de 1976 y junio de 1977, llegando a tocar por primera vez en escenarios
británicos (hasta entonces, todos los conciertos eran en Canadá y en los
EE.UU.). Dado que “2112” obtuvo discos de oro en Canadá y los EE.UU. en el
trascurso de 18 meses, el management se sintió complacido y le otorgó
al trío la absoluta libertad creativa; ese éxito también se vio impulsado por
la publicación a fines de setiembre del mismo año 1976 del disco doble en
vivo “All The World’s A Stage”, el cual también fue bien recibido
comercialmente. El detalle revelador está en la proclama impresa en la contraportada
del susodicho álbum en vivo: “Este álbum significa para nosotros el fin
del principio, el punto de referencia que señala el cierre del capítulo uno en
los anales de RUSH.” En
palabras del propio Lifeson, la culminación de la grabación de “2112” les
hizo comprender que el grupo ya había tocado el centro de su propia esencia
artística y había dejado de expresar simplemente sus raíces e influencias
primarias. El siguiente disco habría de reforzar este encuentro crucial con su
ser más propio de parte del trío y eso conllevaba surcar una vía de cercana
interlocución con el legado del rock progresivo británico, un escenario que el
grupo siempre había admirado. El hecho de que “A Farewell to Kings” se
grabara y mezclara en estudios de Gales e Inglaterra no era sino la
manifestación exterior de este viaje interior. En días
antes del inicio de las sesiones de grabación para este disco, Lee afirmó lo
siguiente en una entrevista para la revista Circus: “Estamos
expandiendo los alcances de lo que podemos ejecutar. estamos incorporando más
instrumentos y habrá más presencia de texturas sonoras. Eso sí, ¡nunca
traicionaríamos nuestro esquema esencial de hard rock! Simplemente lo
remodelaremos. Hay muchas bandas que subestiman a su público, pero si uno
observa a las bandas realmente grandes que tienen muchos años de carrera, se
percatará de que han crecido y progresado junto a su público que también ha
crecido y progresado.” En la misma entrevista, Peart confesó que pasó
muchos meses estudiando y aprendiendo a dominar las percusiones tonales, y de
hecho, el hiato de año y medio entre el disco anterior “2112” y el nuevo a
ser grabado prontamente les dio tiempo y espacio para que cada uno hiciera sus
exploraciones individuales en nuevos efectos de guitarra, más implementos
percusivos, y cómo no, el muy relevante sintetizador Mini-Moog. Poco después
del lanzamiento al mercado de “A Farewell to Kings”, Peart explicó en una
entrevista concedida al semanario de Vancouver Georgia Straight que
el grupo se dio cuenta de que se sentía un poco restringido en relación con las
posibilidades de evolución musical hacia la cual querían dirigirse, así que en
vez de ir a la opción más inmediata de aumentar el ensamble a cuarteto,
decidieron aumentar su arsenal sin aumentar al personal. Todo el nuevo material
fue compuesto en Ontario en un momento de relativo relax, algo que se repitió
en las sesiones de grabación en los Rockfield Studios, pues éstos están
ubicados en medio de la campiña galesa.
Bueno, ya es hora de repasar concretamente el repertorio de este quinto disco de RUSH. Durando poco menos de 6 minutos, la canción homónima abre el álbum con una clara intención de manifestar la madurez de los nuevos vientos que soplan en el seno de la mente musical del trío. El comienzo viene con una hermosa sonata breve de guitarra clásica donde Lifeson se enfila directamente hacia un envolvente desarrollo temático de tenor renacentista; que poco después se unen el Mini-Moog (programado como un flautín) y el glockenspiel, estando el primero a cargo de llenar los espacios melódicos en curso mientras que el segundo tiene la misión de acentuar algunas notas concretas. Una vez terminada la breve introducción vamos al cuerpo central, pesado y ágil a la vez, fluidamente estructurado sobre una compleja y diversa ingeniería rítmica. El intermedio instrumental se asienta sobre un complejo compás de 7/4 sobre el cual se instala un primer solo de guitarra que comienza como entrecortándose y al final se impulsa hacia un cierre explícitamente fulguroso. Para la segunda sección del interludio, más breve, el ensamble usa un tempo más parsimonioso y el segundo solo de guitarra acapara un fragor más delineado en cuanto a lo melódico: a pesar de su brevedad, deja una huella fuerte para la próxima porción cantada. La letra de ‘A Farewell to Kings’ se centra en un enfoque ilustrado y centrado en el ideal moral de la autodeterminación sobre los síntomas de totalitarismo y corrupción en el sistema político: “We turned our gaze from the castles in the distance. / Eyes cast down on the path of least resistance”. – “The hypocrites are slandering the sacred halls of truth. / Ancient nobles showering their bitterness on youth.” Es precisamente en nombre de esa autodeterminación que en el último estribillo se hace un llamado a la conciencia para reivindicar la verdad del espíritu frente al sistema, una verdad que habría de fundar las bases para la defensa de la libertad individual y la justicia grupal: “Can't we raise our eyes and make a start? / Can't we find the minds to lead us closer to the heart?” Aquí se hace alusión a la canción que habrá de dar inicio al lado B del álbum, ‘Closer To The Heart’, canción que fue todo un hit en su momento, además de un himno rockero único e inmortal. Pero a esta canción volveremos más tarde.
La mini-suite ‘Xanadu’ se encarga de cerrar
la primera mitad del álbum y, de paso, asienta el cénit definitivo del disco.
Mencionamos también que se trata de una las máximas expresiones de creatividad
progresiva que jamás haya gestado este excelente trío de Lee, Lifeson y Peart
,debido a su mágica confluencia de inteligencia melódica, fortaleza fastuosa y
seductor misterio. Con sus poco más de 11 minutos de duración, ‘Xanadu’ es
la magna expresión de esta renovada excursión progresiva del trío canadiense.
Peart, al inicio de sus elucubraciones personales sobre el concepto central
dela letra, pensaba en la película Ciudadano Kane, esa magnífica ópera
prima del genio ORSON WELLES, donde se hacía una cita del poema ‘Kubla Khan’ de
otro genio, SAMUEL TAYLOR COLERIDGE. Investigando las conexiones entre la
grandilocuente figura del trágico protagonista de la susodicha película y el
tenor del poema, al final se decidió por centrarse en este último
exclusivamente. Aunque a Peart le incomodaba hacer una letra sobre un poema –
siendo así que él es más fanático de la narrativa que de la poesía – y estaba
preocupado por el hecho de que tendría, en algún momento, que quitarse espacio
a sí mismo para citar al propio COLERIDGE, siguió adelante con este viraje de
inspiración. De hecho, Peart estaba interesado en mostrar cómo el sueño de la
inmortalidad responde a un ansia fatua que, al ser concretada, condena a uno a
un eternidad de improductivo aislamiento y pavorosa angustia: “Held within
the pleasure dome / Decreed by Kubla Khan, / To taste my bitter triumph / As a
mad immortal man. / Never more shall I return, / Escape these caves of ice.” Respecto
a lo estrictamente musical, pues solo cabe señalar que se trata de una de las
composiciones mejor logradas en todo el catálogo de RUSH, y además de eso, los
tres músicos no escatiman esfuerzos para usar un ambicioso arsenal sonoro que
incluye un guitarra de doble cuello con bajo y 12 cuerdas de parte de Lee,
extensivo uso de pedaleras de bajo, varias florituras y desarrollos melódicos
de Moog y abundantes percusiones. En los dos primeros minutos, el trío se
enfrasca en la elaboración de flotantes atmósferas cósmicas que retratan un
paisaje entre surrealista e idílico, todo eso hasta que un fraseo de guitarra
en 7/8 instaura el preludio adecuado para el primer motif central: éste se
caracteriza por ostentar una majestuosa mezcla de garra y distinción a través
de una ilación de diversos esquemas rítmicos que van desde lo sutilmente
parsimonioso hasta lo vorazmente intrépido. El segundo motif central se
focaliza en una atmósfera sobria donde el Moog adquiere relativo protagonismo a
la hora de marcar el sendero melódico de turno. De hecho, cuando este segundo
motif central se repite con el lamento de haber conquistado el sueño falso de
la inmortalidad, el terreno está preparado para un gran final que habrá de ser
guiado por la guitarra de Lifeson: he aquí uno de los más alucinantes solos que
ha hecho el buen Alex en su vida entera, es un solo fiero, atormentado, tenso,
lúcidamente transmisor de la señorial pesadilla en la que se encuentra atrapado
el protagonista. El epílogo consiste en una última vuelta de tuerca del
preludio en clave introspectiva que lleva hasta los rotundos golpes finales. La
banda ha exorcizado creativamente las herencias recibidas de los idearios de
GENESIS, YES y PINK FLOYD. ¡Qué gran canción!, ¡¡qué gran canción!!
‘Closer To The Heart’ abre el lado B y se
trata de una canción muy significativa para RUSH: se trató de un hit que
desde entonces y hasta siempre formaría parte de los repertorios de los
conciertos. De hecho, el grupo sentía que esta canción tenía potencial de éxito
comercial y lo mismo habría de pensar el management de Anthem
Records. Respecto a la letra, tal como indicamos anteriormente, retoma el
asunto dejado ad futurum en la letra de la canción homónima en base a
la exigencia de reformar ideales morales y sociales más cercanos al corazón del
hombre una vez dejado atrás el aparato dogmático y opresivo del Ancien
Regime. A pesar de durar menos de tres minutos, esta canción es muy elocuente
en lo que dice tanto en lo poético como en lo musical. El modo en que las
campanas tubulares y el glockenspiel acompañan a las escalas iniciales de las
dos guitarras acústicas (una de 6 y otra de 12 cuerdas) abre la puerta para la
prístina línea vocal que ha de erigirse en centro temático. El desarrollo
melódico es tan firme como vulnerable, una combinación perfecta para la
efectiva transmisión de un mensaje que es un llamado a la conciencia desde lo
que parece ser una combinación de pragmatismo y romanticismo: “The
blacksmith and the artist / Reflect it in their art, / They forge their
creativity / Closer to the heart.” / “Philosophers and plowmen, /
Each must know his part / To sow a new mentality / Closer to the heart. / Yes,
closer to the heart.” La fineza arquitectónica del solo de guitarra en el
intermedio y el empuje renovador que la segunda sección cantada recoge desde
allí garantizan la concreción de un clímax rockero muy peculiar para el álbum.
‘Cinderella Man’ es la única pieza con letra hecha por Lee, siendo así que él
se inspiró en la película Mr. Deeds Goes to Town, protagonizada por Gary
Cooper en el rol de un personaje filantrópico. Esta canción es la más cercana
al estándar de rock pesado sofisticado que el grupo venía reforzando y
refinando desde los tiempos de su segundo álbum “Fly By Night”, casi como si se
tratara de un híbrido de ‘Something For Nothing’ (del “2122”) y ‘Lakeside Park’
(del “Caress Of Steel”). El interludio instrumental añade matices funky al
holgorio rockero en curso. Por su parte, ‘Madrigal’ es una balada pastoral que
respira un claro tufo Genesiano con algunos matices propios de una balada
folklórica Zeppeliniana: los colores del Mini-Moog (que imita la flauta) y del
glockespiel son detalles relevantes para realzar el intimista lirismo esencial
de la canción. La letra es simplemente hermosa y aquí mostramos la segunda
mitad de ella: “When life becomes as barren / And as cold as winter skies,
/ There’s a beacon in the darkness / In a distant pair of eyes. / In vain to
search for honor / And in vain to search for truth, / But these things can
still be given: / Your love has shown me proof.”
El álbum se cierra con la
minisuite ‘Cygnus X-1 – Book 1: The Voyage’, la cual ocupa poco menos
de 10 ½ minutos de duración y consta de las secciones sucesivamente
tituladas ‘Prologue’, ‘Part I’, ‘Part II’ y ‘Part III’. El esquema de trabajo
desarrollado por el trío a la hora de componer y arreglar las ideas musicales
que se van hilando a lo largo de ‘Cygnus X-1’ se sostiene en una síntesis entre
la fiereza más noble de los álbumes previos (‘By-Tor And The Snow-Dog’, ‘The
Necromancer’ y, sobre todo, la legendaria suite ‘2112’) y la fastuosidad
frontalmente progresiva por la cual la banda apostaba con todo en este momento
de su carrera. La narración del prólogo que se explaya sobre fondos
psicodélicos de sintetizador y campanas nos recuerda a las que tenían lugar en
el preámbulo de cada sección de ‘The Necromancer’ (la minusuite que cerraba el
lado A de “Caress Of Steel”): ceremonioso y lúgubre, aquí se anticipa lo que
será el dramático final del relato de base para la canción. El verdadero
armazón grupal se inicia con los precisos puntillazos del bajo que establecen
un compás complejo cuyas cadencias son prontamente completadas por la batería y
la guitarra, siendo así que a partir de allí se realiza una ilación de motivos
anticipatorios de los que se expondrán de forma más amplia y reforzada en las partes sucesivas. ‘Part I’. ‘Part III’ se caracteriza por acoger e impulsar los
recursos de nervio rockero precedentes dentro de una implosión persistente que
se manifiesta tanto en los explosivos encuadres de la guitarra y la batería
como en el desgarrador canto de Lee (“Spinning, whirling, still descending. /
Like a spiral sea unending. / Sound and fury drown my heart. / Every nerve is
torn apart.”). En las instancias iniciales, unas palpitaciones grisáceas de
guitarra, puntualizadas por mecanismos de campana que brotan en momentos
estratégicos, anticipa con relativa sutileza el drama inminente de la absorción
en el vacío destructor; las irrupciones entrecortadas de bajo y batería arman
poco a poco el fragor climático definitivo. Inaudita combinación de LEZ
ZEPPELIN, YES y BLACK SABBATH. A modo de una lánguida letanía funeral, los
fraseos conclusivos de la solitaria guitarra parecen retratar el inmune
silencio espectral del espacio exterior. Justamente esta serie de fraseos
resurgirá para una de las secciones de la suite ‘Hemispheres’ que
ocupará todo el lado A del siguiente disco de estudio del mismo título, pero
eso será tema de otra publicación en este blog en un momento futuro.
Todo el CD 2 y la mayor parte del CD 3
contienen la versión íntegra del concierto que brindó el trío en el Hammersmith
Odeon de Londres en el 20 de febrero de 1978, en el contexto de la gira de
promoción para “A Farewell to Kings”. Más de la mitad de este concierto
apareció en el año 1998 como el volumen 3 de la edición especial del
disco en vivo “Different Stages”, pero ahora tenemos el concierto entero.
Todo comienza con la música de fondo procedente del disco de JUSTIN HAYWARD
& JOHN LODGE “Blue Jays”, específicamente, la canción ‘Nights,
Winters, Years’, lo cual prepara el terreno para la dupla inicial
de ‘Bastille Day’ y ‘Lakeside Park’. Ambas piezas procedentes del
subvalorado (y también un tanto irregular) álbum “Caress Of Steel” brindan
sus diferentes modalidades de vigor rockero y claridad melódica para
calentar contundentemente el ambiente desde el punto de partida: el primero es
ostentoso, el segundo es más evocativo. ‘By-Tor & The Snowdog’ exhibe
toda su majestuosa garra a través de su manera tan compleja de jugar con su
esencialmente llamativo groove. Tras el sistemático frenesí de los guitarreos
de Lifeson para la sección intermedia, lo dejan allí para que, acto seguido,
emerja ‘Xanadu’ con toda su fastuosa magia. Siendo la primera pieza del
entonces nuevo álbum “A Farewell to Kings” que se presenta en este evento,
el trío saca a relucir toda la grandilocuencia esencial de esta canción ante un
público sumamente receptivo. Con la subsiguiente presencia de la canción
homónima del entonces nuevo álbum, el grupo mantiene en vigor la pulida
prestancia progresiva con la que se alimenta su músculo rockero en este momento
de su carrera: esto imprime una rotunda capitalización de la aureola de
excelencia musical que se va imponiendo y reforzando con sentenciosa soltura.
Ya sea en vivo o en estudio, ese preludio de guitarra clásica esboza su
inherente belleza con convicción. La bien afiatada dupla de Lee y
Peart funciona a las mil maravillas en los pasajes más complejos para
permitir a la guitarra llenar espacios o soltarse en solos variopintos. ‘Something
For Nothing’ nos devuelve a una garra rockera encuadrada en un esquema melódico
más escueto, pero siempre con ese talante sofisticado propio del trío. Claro
está, cuando llega el turno de ‘Cygnus X-1’, la prestancia progresiva alimentada
de furia volcánica vuelve a ser la orden del día. El CD 3 comienza con la
dupla de ‘Anthem’ y ‘Closer To The Heart’, dos canciones cuyas letras
versan sobre el poder de la autodeterminación y los méritos de una visión moral
del mundo que integre racionalidad y sentido de la comunidad. Ambas canciones
son muy significativas para la historia de RUSH porque la primera de ellas abre
el primer disco del grupo con Peart como integrante (“Fly By Night”) mientras
que la segunda fue su primer hit mundial, justamente extraído del
álbum entonces promocionado.
El momentum de la noche tiene que ser la suite ‘2112’, esa
creación que anticipaba con miles de fuegos artificiales el arribo de la
definitiva madurez progresiva del trío: este relato de rebeldía, introspección
y autodeterminación a través de la visión estética del mundo resuena en las
mentes y corazones del público tanto por su fuerza rockera como por su
dramática complejidad estructural. la tocan casi entera pues omiten la
sección ‘Oracle’. Cómo no, todo llega a su éxtasis decisivo cuando la
última sección instrumental activa su furia sonora bajo el anuncio: “Attention
all Planets of the Solar Federation. / Attention all Planets of the Solar
Federation. / Attention all Planets of the Solar Federation. / We
have assumed control. / We have assumed control. / We have assumed
control.” ¿Es el triunfo fatal del statu quo o la victoria de
los estetas rebeldes que heredaron el legado del protagonista? La doble
posibilidad de interpretación de este clamor enaltece aún más el fragor musical
en curso. Tras este antológico maelstrom de ideas y expresiones iconoclastas en
el idioma rockero, el trío se despide del público por primera vez, lo cual no
es sino el preludio al primer encore: el popurrí de ‘Working
Man’, ‘Fly By Night’ e ‘In The Mood’, incluyéndose un fabuloso solo
de batería antes de los golpes finales de la tercera canción. Una nueva
despedida falsa anima al público a pedir más y con ello llega el segundo y
último encore: ‘Cinderella Man’, canción idónea para cerrar el evento
con un aire de distinción y un gancho melódico efectivo. Este volumen 3 se
cierra con versiones hechas por otros intérpretes. Los DREAM THEATER se hacen
cargo de ‘Xanadu’ con el uso de una rimbombancia expresiva muy fiel a la
versión original, lo cual no es de extrañar pues RUSH siempre ha sido una
gravitante influencia en el quinteto estadounidense. El trío WRECK hace su
propia versión de ‘Closer To The Heart’ con un punche rockero más
exultantemente hard-rockero, mientras que el cuarteto THE TREWS presenta
remodela ‘Cinderella Man’ con un talante más crudo (al modo de THE WHO y
THE KINKS), sin por ello dejar de lado su lirismo original. El solista ALAIN
JOHANNES hace una peculiar revisión etérea de la bella balada ‘Madrigal’
con un destaque especial de la guitarra sin trastes Ebo y un arreglo
instrumental un poco más largo. El último ítem del CD 3 es una serie de efectos
cósmicos al Mini-Moog que supuestamente iban a concretar una introducción
espacial mucho más amplia para la última pieza del álbum: esos efectos estaban
recogidos en una cinta que descubrió Wilson. El trío vio con buenos ojos la
idea de incorporar esta rareza en la edición que tenemos en nuestras manos:
Lifeson sugirió el título ‘Sickness X-1’ pero al final quedó como ‘Cygnus
X-2 Eh’.
El librillo que acompaña a esta reedición es muy detallada en anécdotas concernientes a los aspectos técnicos de la grabación de cada tema, así como las inspiraciones e impresiones a posteriori que tienen los músicos y el ingeniero de sonido Terry Brown. De hecho, fue idea de este último que los sonidos exteriores (con cantos de aves incluidos) que sirven de fondo para las secciones iniciales de las dos primeras canciones del álbum se grabaran en las mismas afueras de los Rockfield Studios. Una ambientación totalmente natural. Lifeson recuerda que tocó caminando entre los micrófonos instalados en el jardín el preludio barroco de la canción homónima: le resultó un poco incómodo pues él no contaba con una correa para la guitarra y tuvo que improvisar una, siendo así que lo más correcto para una guitarra clásica es tocarla de manera fija y sobre un asiento. Pero, de todas maneras, le pareció gracioso y entrañable caminar con la guitarra casi colgando mientras miraba a Lee con su Mini-Moog y a Peart con su glockenspiel. Respecto a la letra de ‘Xanadu’, Peart recuerda que la noción de la inmortalidad como castigo y maldición no era nueva para él. Durante los tiempos de su primera banda de rock JR FLOOD, a la edad de 17 años, él hizo la letra para ‘Retribution’, la primera canción con letra suya. Cuando su madre se percató de eso, le preguntó entre risas: “¿Para quiénes haces estas letras?, ¿para profesores universitarios?” En palabras del buen Neil, se trató de una ocurrencia muy peculiar de su madre: “Algo muy suntuoso de decir a un muchacho aspirante a baterista que no llegó a terminar la secundaria. Años después, cuando alcancé la fama como integrante de RUSH, oí una vez disparatadas observaciones del estilo de «RUSH es lo que sucede cuando se deja al baterista escribir las canciones.» Por supuesto, no tengo toda la culpa de eso: yo solo escribía las letras.” Lifeson designa a ‘Cinderella Man’ como una de sus canciones preferidas de ese periodo del grupo debido a la diversidad de su estructura musical y la alternancia de pasajes acústicos y eléctricos en sus estribillos. A pesar de su extensión y pomposa estructura multiforme, ‘Xanadu’ (la primera canción efectivamente grabada para el álbum) tomó relativamente poco tiempo para ser grabada pues era una pieza que el grupo ya había tocado en vivo antes de la grabación del álbum: su debut fue en un concierto en Milwaukee en el 10 de mayo de 1977, y el trío se la sabía al derecho y al revés. Es impresionó mucho a Brown y asentó un actitud muy optimista para el resto de la temporada de grabación, incluso estimulando ideas para la canción que más exigía de finezas experimentales en la consola de grabación, o sea, ‘Cygnus X-1 – Book 1: The Voyage’. En fin, esto es lo que nos ha brindado nuestra visita a los tiempos de “A Farewell to Kings”, un tiempos eternos donde la fuerza creativa de RUSH gobernaba, con la fuerza y el temple propios del emperador mongol Kublai Khan, una provincia importante dentro del cosmos del rock progresivo: una nueva mentalidad estaba siendo forjada, diseminada y afianzada en la escena musical de aquel entonces por los Sres. Lee, Lifeson y Peart, una mentalidad majestuosa.
El librillo que acompaña a esta reedición es muy detallada en anécdotas concernientes a los aspectos técnicos de la grabación de cada tema, así como las inspiraciones e impresiones a posteriori que tienen los músicos y el ingeniero de sonido Terry Brown. De hecho, fue idea de este último que los sonidos exteriores (con cantos de aves incluidos) que sirven de fondo para las secciones iniciales de las dos primeras canciones del álbum se grabaran en las mismas afueras de los Rockfield Studios. Una ambientación totalmente natural. Lifeson recuerda que tocó caminando entre los micrófonos instalados en el jardín el preludio barroco de la canción homónima: le resultó un poco incómodo pues él no contaba con una correa para la guitarra y tuvo que improvisar una, siendo así que lo más correcto para una guitarra clásica es tocarla de manera fija y sobre un asiento. Pero, de todas maneras, le pareció gracioso y entrañable caminar con la guitarra casi colgando mientras miraba a Lee con su Mini-Moog y a Peart con su glockenspiel. Respecto a la letra de ‘Xanadu’, Peart recuerda que la noción de la inmortalidad como castigo y maldición no era nueva para él. Durante los tiempos de su primera banda de rock JR FLOOD, a la edad de 17 años, él hizo la letra para ‘Retribution’, la primera canción con letra suya. Cuando su madre se percató de eso, le preguntó entre risas: “¿Para quiénes haces estas letras?, ¿para profesores universitarios?” En palabras del buen Neil, se trató de una ocurrencia muy peculiar de su madre: “Algo muy suntuoso de decir a un muchacho aspirante a baterista que no llegó a terminar la secundaria. Años después, cuando alcancé la fama como integrante de RUSH, oí una vez disparatadas observaciones del estilo de «RUSH es lo que sucede cuando se deja al baterista escribir las canciones.» Por supuesto, no tengo toda la culpa de eso: yo solo escribía las letras.” Lifeson designa a ‘Cinderella Man’ como una de sus canciones preferidas de ese periodo del grupo debido a la diversidad de su estructura musical y la alternancia de pasajes acústicos y eléctricos en sus estribillos. A pesar de su extensión y pomposa estructura multiforme, ‘Xanadu’ (la primera canción efectivamente grabada para el álbum) tomó relativamente poco tiempo para ser grabada pues era una pieza que el grupo ya había tocado en vivo antes de la grabación del álbum: su debut fue en un concierto en Milwaukee en el 10 de mayo de 1977, y el trío se la sabía al derecho y al revés. Es impresionó mucho a Brown y asentó un actitud muy optimista para el resto de la temporada de grabación, incluso estimulando ideas para la canción que más exigía de finezas experimentales en la consola de grabación, o sea, ‘Cygnus X-1 – Book 1: The Voyage’. En fin, esto es lo que nos ha brindado nuestra visita a los tiempos de “A Farewell to Kings”, un tiempos eternos donde la fuerza creativa de RUSH gobernaba, con la fuerza y el temple propios del emperador mongol Kublai Khan, una provincia importante dentro del cosmos del rock progresivo: una nueva mentalidad estaba siendo forjada, diseminada y afianzada en la escena musical de aquel entonces por los Sres. Lee, Lifeson y Peart, una mentalidad majestuosa.
Muestras de “A Farewell to Kings”.-
Cygnus X-1 – Book I: The
Voyage: https://www.youtube.com/watch?v=uDvWLOyZDYQ
A Farewell to Kings [vídeo-clip]: https://www.youtube.com/watch?v=eV-5iNu6Sd8
Closer To The Heart [video-clip]: https://www.youtube.com/watch?v=kyhW2v0NDM0
Cinderella Man [en vivo en el Hammersmith Odeon, 20 de febrero de 1978]: https://www.youtube.com/watch?v=z6c-D7ZeVs4
Cinderella Man [en vivo en el Hammersmith Odeon, 20 de febrero de 1978]: https://www.youtube.com/watch?v=z6c-D7ZeVs4
Excelente material. No podia esperarse menos!
ResponderBorrarMuchas gracias por visitarnos Hermes, te mandamos un afectuoso abrazo progresivo.
BorrarExcelente reseña para un extraordinario álbum.
ResponderBorrarMuchas gracias por visitarnos ¡saludos progresivos!
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