viernes, 31 de enero de 2020

RUSH: de regreso a la villa de los hemisferios


Rush - Hemispheres 40th Anniversary

HOLA, AMIGOS DE CERCA DE LA ORILLA, LES SALUDA CÉSAR INCA.

En esta ocasión tenemos el gozoso momento para regresar a la villa de los hemisferios rockeros que el legendario trío canadiense RUSH visitó durante la concepción, grabación y producción de su sexto trabajo de estudio. Esa villa sonora se titula “Hemispheres” y es para muchos conocedores y fans de este portentoso trío canadiense su obra cumbre. Los sellos Anthem y Mercury publicaron a mediados de noviembre del año 2018 una edición deluxe de “Hemispheres” en formatos de doble CD y también en vinilo, además de una edición en caja Super Deluxe con doble CD, doble LP y Blu-ray. En cuanto a la salida al mercado del disco original, ésta tuvo lugar en el día 31 de octubre de 1978 tras haber pasado por laboriosas sesiones de grabación repartidas entre los Rockfield Studios (Monmouthshire, Gales del Sur) y los Advision Studios (Londres), en los anteriores meses de junio y julio. Justamente en el primero de estos estudios tuvo lugar la grabación del también glorioso “A Farewell To Kings”, el disco antecesor, lo cual era un indicio de que los Sres. Alex Lifeson [guitarras eléctricas y acústicas de 6 y 12 cuerdas, guitarra clásica, guitarra-sintetizador Roland, pedales Moog Taurus], Geddy Lee [bajos, voz, pedales Moog Taurus, sintetizadores Mini-Moog y Oberheim Polyphonic] y Neil Peart [batería, tímpanos, gong, glockenspiel, bloques de madera, carillones, arbolillo de campanas, cascabeles, crótalos] se sentían muy cómodos dentro de este nuevo ambiente a la hora de hacer discos. Bueno, ésa era la idea y en buena medida se cumplió, pero la grabación de este sexto trabajo de estudio de RUSH tuvo algunos problemas en sus instancias iniciales debido a que, a pesar del ímpetu creativo y el esplendor emocional que el éxito de “A Farewell To Kings” estimulaba en los corazones e intelectos de estos héroes del rock canadiense, resulta que el trío se encontraba sin ideas nuevas específicas para el nuevo álbum cuando llegó la hora de empezar a grabar el nuevo material. Incluso en el caso del instrumental ‘La Villa Strangiato’, destinado a ser uno de los ítems más emblemáticos no solo de la segunda tetralogía del grupo sino de toda su historia, los recuerdos de Lee y Lifeson difieren. El primero dijo en una entrevista del año 2015 que el trío había trabajado en dicha pieza que dura más de 9 minutos durante las pruebas de sonido y ensayos a través de la gira del “A Farewell To Kings”, mientras que Lee, en otra entrevista de un par de años después, señala que no fue tan así, que tan solo habían tocado algunos jams ocasionales pero que no tenían todavía un motif o un núcleo musical bien definido.



Rush - Hemispheres


Bueno, dadas estas circunstancias, el trío decidió alquilar una casa campestre durante tres semanas, una casa que quedaba a tan solo tres millas de los Rockfield Studios, y aunque se avanzó bastante en la creatividad, para el momento en que llegó el primer día de grabación en los estudios, la suite homónima todavía no estaba debidamente completa... y en especial se debía a la letra de Peart. Resulta que ‘Cygnux X-1, Book I’, la canción que concluía el repertorio del álbum precedente “A Farewell To Kings”, prometía que la historia habría de continuar. Lee y Lifeson sabían que al menos un tema del nuevo disco iba a tener una estructura épica al estilo de la suite de “2112” y su antecesor “Caress Of Steel”, e incluso que tendrían que explorar ambientes y sonidos más oscuros y aguerridos que en los discos precedentes. Esto último supuso una idea motivadora para ambos compositores, aunque Lee acota que ya empezaba a hartarse un poco de las composiciones de larguísimo aliento. Por su parte, Peart estaba enfocado en su relectura del libro de Adam Smith Los Poderes de la Mente (Powers Of Mind) y, a partir de su visión holística de la vida interior del ser humano, desarrolló una narrativa sobre los conflictos entre los sentimientos y los conceptos racionales. La cuarta sección de la suite, ‘Armageddon’, es el centro medular de la narrativa. La banda siguió evolucionando en el impacto de la música orquestal dentro de su armazón rockero que ya se había impulsado desde el disco precedente; más percusiones para Peart, un nuevo sintetizador para Lee aparte de su Mini-Moog, y algunas texturas de guitarra-sintetizador para Lifeson. Lee se sintió inspirado para adquirir el Oberheim tras ver una versión del mismo usado por el teclista de la banda de BOB SEGER. La utilización del Oberheim en el estudio exigió una pesada labor extra de parte del operador técnico Tony Geranios, quien se encargó de conectarlo a unos pedales a fin de que Lee pudiese sacar mayor provecho del teclado.

Rush - Hemispheres

Ocupando un espacio de poco más de 18 minutos, la suite ‘Hemispheres’ completaba toda la primera mitad del álbum. Su título oficial es en realidad ‘Cygnus X-1, Book II: Hemispheres’, pues se trata, como dijimos antes, de una continuación de ‘Cygnux X-1, Book I’. Allí donde Cygnus X-1 era un agujero negro que destruía a la nave espacial Rocinante con su tripulación, ahora se convierte en el nombre de la divinidad olímpica cuya misión consiste en dirigir y gestionar el equilibrio entre Apolo y Dioniso, los Dioses de la Razón y del Amor, cada vez que ellos entren en conflicto. La noción subyacente a esta extrapolación literaria es que en el Dios Cygnus cohabitan la energía de la estrella negra y los espíritus de los tripulantes muertos que, de alguna manera, renacieron en el más allá. Ella queda explícitamente establecida en la última estrofa de la cuarta sección de la suite: “Some who did not fight brought tales of old to light. / My Rocinante sailed by night on her final flight. / To the heart of Cygnus’ fearsome forcé we set our course. / Spiralled through that timeless space to this immortal place.” Este viraje de lo cósmico a lo teogónico es explicado por Peart en términos de simbología religiosa referida a las dimensiones psicológica y social de los seres humanos. En sus propias palabras, “el equilibrio entre el intelecto y la pasión debe elaborarse en el interior de los individuos para que sus repercusiones constructivas se sientan”. Así las cosas, el ideario de ‘Hemispheres’ comienza con ‘Prologue’, sección casi totalmente instrumental cuya función principal es la de anticipar varios motivos a ser desarrollados en las cuatro siguientes secciones: ello le da un ímpetu orquestal al asunto. De hecho, las variadas esquematizaciones rítmicas y las versátiles focalizaciones melódicas obligan a esta síntesis prologar a encapsular su garra dentro de un vitalismo ostentoso. Las secciones ‘Apollo (Bringer Of Wisdom)’ y ‘Dyonisus (Bringer Of War)’ son simétricas en sus estructuras temáticas, las cuales ostentan una garra bastante sofisticada sobre bases rítmicas complejas y variadas, además de tener sus respectivas incursiones breves en climas suaves en medio de la imperante robustez rockera. El poderoso solo de guitarra de ‘Apollo’ sirve para armar el cierre de la sección con miras al arribo de ‘Dyonisus’ y, de paso, para darle un fulgor renovador a la arquitectura musical del momento. También hay una simetría narrativa en las letras pues las mudanzas sirven para exhibir y celebrar las bondades propias de la potestad de cada una de las divinidades antagonistas (la luz y la lucidez intelectual de uno, la pasión y el incansable ansia de libertad de otro), mientras que los estribillos señalan los pérfidos inconvenientes de ser regido por solo uno de ellos. Los seguidores de Apolo sienten sus vidas vacías y estériles dentro de sus arquitectónicas ciudades, mientras que los seguidores de Dioniso, cansados de tanto festejo embriagado, terminan perdidos e indefensos en la intemperie. Si bien la letra de la suite le tomó varios días a Peart, se sintió cómodo asumiendo el reto de realizar una narración simbólica en términos cósmicos de la dualidad humana mente-corazón, mientras que la letra de ‘The Trees’ le vino en un arranque de inspiración de unos minutos tras ver una caricatura animada de árboles que se comportaban como tontos: ¿Y si los árboles se comportaran como la gente? La pregunta se respondió así: con ganas de pelear y con inclinaciones conformistas... y así nació la letra.



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Ya en el desarrollo y asentamiento de la cuarta sección, ‘Armageddon (The Battle Of Heart And Mind)’, el grupo elabora un groove un poco más tenso, sin dejar de expandir la arquitectura melódica que se impulsa a lo largo y ancho de la suite. La letra expone el caos, tanto colectivo como introspectivo, que causa tanto el hecho de que se divorcien la razón y la pasión como el hecho de que ambas instancias se conviertan en banderas ideológicas en un contexto de beligerante conflicto (“Some fought themselves, some fought each other. / Most just followed one another. / Lost and aimless like their brothers, / For their hearts were so unclear, / And the truth could not appear. / Their spirits were divided into blinded Hemispheres.”). La penúltima sección ha de resolver el desarrollo musical de la suite, así como plantear en su letra la victoria del equilibrio por encima del interés del triunfo de una de las dos escuadras combatientes, las cuales solo tienen la alternativa de hermanarse a través de sus mutuas diferencias bien establecidas. ‘Cygnus (Bringer Of Balance)’ es anticipada por los cuatro acordes de guitarra que habían servido de mantra en el fade-out de la suite que cerraba el disco precedente, abriendo paso a flotantes y minimalistas capas de sintetizador bajo los cuales laten un par de citas de la susodicha suite final de “A Farewell To Kings”. El suave canto inicial de Lee, centrado en el carácter informe de los espíritus transfigurados de las víctimas del agujero negro, se beneficia de la flotante densidad que surge cuando la guitarra-sintetizador Roland se une al sintetizador Oberheim. El vigor rockero vuelve al frente con todo su fuego cuando el relato pasa a narrar el diálogo entre los dioses protagonistas y esta nueva entidad que recién está descubriéndose como una nueva divinidad del Olimpo. En fin, Dioniso y Apolo llegan al acuerdo de bautizar a Cygnus y designarle la función de sostener el equilibrio entre la mente y el corazón. El jam que cierra esta sección exuda un aura de satisfacción que se condice con el aire de final feliz del relato. Al modo de una mágica ruptura con todo lo hecho previamente emerge la miniatura acústica en clave pastoril ‘The Sphere (A Kind Of Dream)’, la sexta sección de la suite que le ha de dar cierre. Con una sobria logística de dos guitarras acústicas y un Mini-Moog, el bello motivo central se completa con el suave canto de Lee. A despecho de lo efímero que es este epílogo, la envolvente hermosura de sus coordenadas melódicas nos cautiva por vía de sus huellas en nuestra memoria. El emotivo clamor por ejercer una sana atención y una sensible disciplina para el equilibrio entre lo racional y lo pasional se expresa hermosamente en la estrofa final: “Let the Truth of Love be lighted, / Let the Love of Truth shine clear. / Sensibility, armed with sense and liberty, / With the Heart and Mind united in a single perfect Sphere.”



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‘Circumstances’ es la canción más breve del álbum, estando a cargo de abrir el lado B, y, de hecho, fue el último ítem que se grabó para el álbum. Con letra de Peart inspirada en su periplo en Londres durante su temprana veintena, esta canción que no llega a completar los 3 ¾ minutos de duración tiene una estructura muy compleja y variada en su ingeniería rítmica, además de un drástico cambio de ambiente en su intermedio instrumental que nos recuerda al estándar de GENESIS con esas cuidadas escalas de guitarra y sintetizador, meticulosamente ornamentadas con el glockenspiel. Su desarrollo temático explora esquemas melódicos con gancho, pero la inteligente manera de elaborar su propio talante progresivamente sofisticado dentro del espacio que se le otorga la convierte en una joya de canción que, lamentablemente, no ha sido tocada por el grupo muchas veces. Aunque fue concebido como la canción corta y concisa que habría de equilibrarse con otras canciones más ambiciosas del álbum, el hecho es que su estructura versátil la convierte en algo mucho mayor que una simple canción de relleno. En oposición a esta canción, ‘The Trees’ ha sido un referente fijo en muchas giras de RUSH, y cada vez que era recuperada en algunas de las últimas giras que hizo el trío, era recibida por el público con ardiente entusiasmo. Se trata de una fábula sobre los peligros y venenos del conformismo y la mediocridad, los cuales son continuamente reforzados por los modelos morales y estándares de la sociedad, la cual prefiere promover facsímiles de sus falsos prototipos en vez de promover lo excepcional y lo original. He ahí el sentido de los reproches y clamores de represalia para con los robles de parte de los maples: “The trouble with the maples / - And they’re quite convinced they’re right - / They say the oaks are just too lofty / And they grab up all the light. / But the oaks can’t help their feelings / If they like the way they're made, / And they wonder why the maples / Can’t be happy in their shade” – “There is trouble in the forest / And the creatures all have fled / As the maples scream / And the oaks just shake their heads.” La canción comienza con un preludio de guitarra clásica al estilo barroco, uniéndose pronto el bajo al modo de un cello que rellena algunas puntualizaciones armónicas ya trazadas por la guitarra. El potente cuerpo central suena muy a lo LED ZEPPELIN con ribetes Yessianos, ribetes que parecen acentuarse durante la sección intermedia, la cual pasa de un momento sereno con predominio de un solo de Mini-Moog a otro más altivo con la marca de un fascinante y electrizante solo de Lifeson. Peart, por su parte, no es tímido a la hora de mostrar su solvencia tanto en el uso de los ornamentos percusivos como en el asentamiento de un muy pulido armazón rítmico. Así las cosas, la canción aterriza naturalmente hacia su esplendoroso golpe final, coronado con irónicos efectos de sonido de sierras que van cortando árboles. ‘Circumstances’ y ‘The Trees’ aparecieron en el single promocional del álbum, siendo aquél el lado A en Canadá y éste en los EE.UU. ‘Circumstances’ volverá a aparecer en un single en 1980, esta vez como lado B de ‘The Spirit Of Radio’, el gran hit extraído del siguiente LP “Permanent Waves”.

Rush - Hemispheres 40th Anniversary

El punto final del álbum es realmente monumental y no puede ser de otra manera cuando nos referimos al instrumental de poco más de 9 ½ minutos ‘La Villa Strangiato’. La estructura polivalente de esta muy ambiciosa pieza se traduce en un genial viaje por varios pasajes donde lo que predomina es el punche rockero pero donde se apuesta por el ensamblaje incansable de atmósferas diversas, e incluso abiertamente contrastadas entre sí. El grupo se tomó la molestia de designar doce secciones específicos con sus respectivos títulos: ‘Buenos Nochas, Mein Froinds!’, ‘To Sleep, Perchance To Dream...’, ‘Strangiato Theme’, ‘A Lerxst In Wonderland’, ‘Monsters!’, ‘The Ghost Of The Aragon’, ‘Danforth And Pape’, ‘The Waltz Of The Shreves’, ‘Never Turn Your Back On A Monster!’, ‘Monsters! (Reprise)’, ‘Strangiato Theme (Reprise)’ y ‘A Farewell to Things’. Mucho humor se invirtió en esta labor “poética”, ¡es que es evidente! Vemos aquí una mezcla de mal español y mal alemán, el empleo de uno de los apodos de Lifeson en el título de la cuarta sección, e incluso el par de alusiones al legado literario de SHAKESPEARE se hace con intención chistosa; además, tenemos el subtítulo ‘(An Excercise In Self-Indulgence)’ como una autorreferencia que hace el grupo para ensalzar sus propias pretensiones progresivas mientras no se toma tan en serio como para caer en una rampante y vacua pedantería. El primer prólogo consiste en un breve solo de guitarra clásica que emplea unas iniciales tonalidades impresionistas que inesperadamente arriban hacia una cascada aflamencadas, siendo así que se abre la puerta a un segundo prólogo de talante cósmico (casi Floydiano) donde las monótonas escalas de la guitarra eléctrica sostienen las capas y sobrias armonías de los sintetizadores, siendo estas últimas puntualizadas por medidos toques de glockenspiel. Poco a poco, pero sin tomarse mucho tiempo, el terreno está cimentado apropiadamente para el tema central, que es un motivo jazz-rockero encendido por un guitarreo muy pesado, el cual se las arregla para no malograr la elegancia del momento con su garra. El sutil pasaje de talante arábigo en 7/8 que sigue a continuación es el telón de fondo para uno de los más fabulosos solos de Lifeson en toda su vida: ‘A Lerxst In Wonderland’ es un pasaje con personalidad muy propia dentro de la secuencia global. De ahí en adelante, el grupo se dispone a ahondar en su ágil y amena mezcla de jazz-rock, sinfonismo y rock pesado, incluyendo algún breve motif en clave de blues-rock al modo de LED ZEPPELIN. Los tres músicos se divierten haciendo gala de sus virtuosismos individuales dentro de un foco muy bien definido, y además tenemos otro gran solo de Lifeson (más breve y fiero), además de un excelso solo minúsculo de bajo que ensalza el buen humor general de esta magna pieza. Las secciones ‘Monsters!’ y ‘Monsters! (Reprise)’, cabe acotar, son adaptaciones de la composición Raymond Scott ‘Powerhouse’, una pieza de jazz de los años 30 que se hizo muy popular en varias caricaturas animadas de la Warner Bros. RUSH agradece explícitamente a Scott su inspiración en los créditos del álbum. ¡Qué tremenda forma de cerrar el disco con un golpe de efecto en clave jazz-rockera!

Rush - Hemispheres 40th Anniversary

En lo referente a los detalles significativos y las anécdotas reveladoras de la época que comprende la creación, la grabación y la intensiva promoción de “Hemispheres”, hay varias cosas interesantes que salen a relucir en el librillo de esta reedición aparte de las cosas que ya hemos señalado en los dos primeros párrafos de la presente retrospectiva. Podemos añadir que el “concepto” detrás de ‘La Villa Strangiato’ es la cantidad de sueños raros que tenía Alex Lifeson y que él disfrutaba de contar a sus compañeros de grupo (mientras ellos estaban dispuestos a soportárselo, ja, ja, ja...). Bien es verdad que Lee y Peart no querían ocultar lo mucho que escuchaban jazz-fusion en esa época, y Lifeson seguía con su hábito desde dos años atrás de escuchar mucha música clásica, por lo que esta idea tonta era solo un pretexto para componer algo seriamente complejo y con una duración considerable. En cuanto al diseño y el dibujo de la portada, el colega de toda la vida Hugh Syme se hizo cargo de todo ello coincidiendo con Peart en rendir tributo al maestro surrealista RENÉ MAGRITTE en la personificación de la Razón, mientras que su antagonista se mostraría desvestido de toda convención. El dibujo de tres cerebros simboliza al trío mismo. Pero, a fin de cuentas, lo más revelador de esta reedición está, sin duda, en el volumen 2, el cual contiene la participación de RUSH en el Pinkpop Festival, organizado en el Burgermeester Damen Sportpark de Geleen, Países Bajos, día 4 de junio de 1979. Fue la última actuación de esa gira. Bueno, en realidad, la actuación aparece casi entera, pues el grupo incluyó en su repertorio la suite ‘2112’ (omitiendo la quinta sección) e inició su participación con ‘Anthem’, pero la emisión radial del evento de donde se extrajo este registro no incluyó a esta canción de entrada, y además, ciertos problemas con el cambio de cintas hizo que se omitieran las dos primeras secciones de la mencionada suite. Por ello, para esta reedición se tomó la ejecución de la susodicha suite registrada en un concierto del 20 de noviembre de 1978 en el Community Center de Tucson, Arizona. Lo primero que escuchamos de estos documentos en vivo es ‘A Passage To Bangkok’, canción con mucha fibra y un interesante tránsito a 7/8 en su interludio instrumental. Cuando llega el turno de la fabulosa dupla de ‘Xanadu’ y ‘The Trees’, el trío exhibe un pleno testimonio de esta fase tan pletóricamente fastuosa de su visión musical. Solo el epílogo acústico de la suite ‘Hemispheres’ aparece aquí, siendo su función la de servir de prólogo para la archiconocida canción ‘Closer To The Heart’, haciénsose la conexión a través de una línea de Mini-Moog. Para cuando llega el turno de ‘La Villa Strangiato’, el trío alcanza su pináculo de esplendor progresivo tras las poderosas huellas de ‘Xanadu’ y ‘The Trees’; la apertura con guitarra eléctrica suena un tanto Hendrixiana, algo muy útil para aprovechar el fragor inherente al contexto de un escenario en vivo. El final del evento llega de la mano de la tríada de ‘In The Mood’ , un electrizante solo de batería y ‘Something For Nothing’: algo muy cañero alimentado con incesantes vibraciones explosivas. Con el plus de la suite ‘2112’, se completa el cuadro de hierro y fuego. Al igual que en el caso del festival neerlandés, se hace notar mucho el entusiasmo del público ante la exhibición de poderoso y señorial rock que tiene frente a sí. Siempre fue un grupo carismático y ya se encontraba en una fase en la que su público de culto crecía sin parar.

Rush  Rush

Todo esto fue lo que se nos brindó en esta estupenda reedición de 40mo. aniversario de “Hemispheres”, una obra fundamental dentro del extenso legado de RUSH. Desde la perspectiva del tiempo, vemos al trío poniendo todo su vigor, cada vez más robusto y maduro, en los escenarios donde se realizó la larga gira de promoción de “Hemispheres” en un lado y otro del Océano Atlántico. Incluso hubo algunos conciertos en los que tocaron íntegramente las suites ‘Cygnus X-1’ y ‘Hemispheres’. Así como “Hemispheres” fue un álbum difícil de grabar – y de cantar, como admite también Lee – el grupo estaba en posición de erigirse como una fuerza suprema y contundente dentro de la escena rockera de esos tiempos. Justo eso era lo que encarnaba el trío de Lee. Lifeson y Peart en ese momento, un referente de fuerza elegante y contundente para el ideal del rock como arte. Con todo, a pesar de estar contentos con el nivel de creatividad y la vitalidad multicolor que los RUSH habían llegado a concretar sólidamente en esta primera mitad de su segunda tetralogía, para cuando llegó el año 1979 y todavía quedaban algunos meses de conciertos en su agenda, los músicos sentían que con un tercer disco que contenía una suite de una cara entera (el primero fue “Caress Of Steel” y el segundo fue “2112”) y, además, teniendo varios ítems de temática ciencia-ficcional y mitológica en su repertorio, el grupo sintió que se hallaba demasiado cómodo en su palacio de grandilocuencias musicales y vuelos intelectuales. En palabras del propio Lifeson: “Hasta el día de hoy pienso que ‘La Villa Strangiato’ está entre las mejores cosas que hemos hecho en toda nuestra carrera, pero tras hacer este disco, teníamos la sensación de que nos estábamos volviendo un poco predecibles.” Añade Lee: “La pieza titular era una suite que ocupaba todo un lado del disco. En cierto sentido, era una versión diferente de ‘2112’. Las notas eran diferentes, la narrativa era diferente, pero en cuanto a lo estructural, teníamos la sensación de que nos estábamos repitiendo. Así, llegamos a la conclusión de que eso no era saludable para nosotros. Necesitábamos escapar de esta forma de hacer las cosas. Necesitábamos una nueva dirección y la encontramos en “Permanente Waves”, nuestro siguiente disco.” Peart, por su parte, diagnostica la ilación de “A Farewell To King” y “Hemispheres” como un periodo determinado de la banda: “Fue con “A Farewell To Kings” donde empezamos a experimentar mucho con texturas, y llevamos eso a su apogeo absoluto con “Hemispheres”. Y después de eso, decidimos que ya no seguiríamos haciendo eso más, que ya no queríamos continuar con este enfoque de arreglos pomposos.” En cuanto al nivel de éxito comercial de “Hemispheres”, éste tuvo más ventas que el disco predecesor en los EE.UU. y en Europa, al contrario que en Canadá. Aun así, en su país natal, el grupo recibió por segundo año consecutivo el premio al Grupo del Año en los Juno Awards, en marzo de 1979. La banda no solo quería tomarse su tiempo para repensar la orientación artística de sus ambiciones musicales, sino también una jornada de vacaciones bien merecidas tras las sucesivas creaciones y grabaciones de discos crecientemente complejos, más sus respectivas giras de promoción. No fue hasta fines del año 1979 que el grupo volvió a trabajar en la composición del siguiente disco de estudio (“Permanent Waves”) y quedarse en su país natal para grabarlo. Pero eso será asunto de otra retrospectiva: por lo pronto, ésta termina con palabras de enorme agradecimiento a RUSH por habernos brindado esta gema intemporal que es “Hemispheres”, una de las obras progresivas más brillantes y poderosas de la segunda mitad de los 70s.



Muestras de “Hemispheres”.-
Cygnus X-1 Book II: Hemispheres: https://www.youtube.com/watch?v=J3AJUjtWTgc
La Villa Strangiato (An Exercise In Self-Indulgence): https://www.youtube.com/watch?v=hf1vcikHMWo

miércoles, 29 de enero de 2020

RUSH: retorno a Xanadú

Rush - A Farewell To Kings 40th Anniversary

HOLA, AMIGOS DE CERCA DE LA ORILLA, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy tenemos el gran honor de presentar la reedición de aniversario #40 de una de las obras cumbres de ese excelso trío canadiense llamado RUSH: “A Farewell to Kings”. Este disco grabado en los Rockfield Studios de Gales en junio de 1977, mezclado al mes siguiente en los Advision Studios de Londres, y sacado al mercado en el mes de setiembre, significó muchas cosas para este grupo canadiense que ya empezaba a asentarse en las primeras ligas de la escena rockera internacional de la segunda mitad de los 70s. La reedición, en formatos de triple CD y cuádruple LP, fue publicada en el primer día de diciembre del año 2017 por vía de la asociación coproductora de Anthem, Mercury, Ole y UMG Recordings. Geddy Lee añadió a sus usuales roles de cantante y bajista una buena dosis de intervenciones al sintetizador Mini-Moog y la pedalera sintetizada bajo Moog Taurus; este último ítem también será utilizado por Alex Lifeson, quien amplía su arsenal de guitarras eléctricas y acústicas añadiendo la acústica de 12 cuerdas y utilizando más enfáticamente la clásica. Por su parte, Neil Peart introdujo el glockenspiel, las campanas tubulares y orquestales, los bloques de madera, la cortinilla, el árbol de campana y otros implementos a lo que hasta entonces era un parco recurso de complementos percusivos para su inseparable batería. El grupo estaba decidido a evolucionar bajo sus propios términos añadiendo texturas, matices psicodélicos y esquemas prog-sinfónicos más abundantes que de costumbre a su esquema de power trio pesado. Parecía mentira entonces que, un año y medio atrás, el grupo estuviese en la lista de grupos sospechosos de caer en decadencia por parte de los ejecutivos de la compañía discográfica Mercury Records tras el fracaso comercial de “Caress Of Steel”, el tercer álbum que no logró completar el empuje creciente de los dos primeros. La oportunidad de hacer el cuarto disco, “2112”, fue ofrecida con la condición de que lograra un notable éxito de ventas, oferta que el grupo convirtió en un álbum cuyo lado A estaba enteramente ocupado por la suite homónima de siete secciones. A pesar del temor y la sensación de insensatez que estaba metida en las mentes de los ejecutivos, el disco, publicado en el primer día de abril de 1976, fue todo un éxito: el grupo apostó a seguir su propia voz, que clamaba por avanzar hacia nuevas alturas estéticas, saliendo airosos o muriendo en el intento. 

Rush - A Farewell to Kings

A despecho de las poco favorables críticas de la prensa musical, el grupo promovió ese disco exhaustivamente entre marzo de 1976 y junio de 1977, llegando a tocar por primera vez en escenarios británicos (hasta entonces, todos los conciertos eran en Canadá y en los EE.UU.). Dado que “2112” obtuvo discos de oro en Canadá y los EE.UU. en el trascurso de 18 meses, el management se sintió complacido y le otorgó al trío la absoluta libertad creativa; ese éxito también se vio impulsado por la publicación a fines de setiembre del mismo año 1976 del disco doble en vivo “All The World’s A Stage”, el cual también fue bien recibido comercialmente. El detalle revelador está en la proclama impresa en la contraportada del susodicho álbum en vivo: “Este álbum significa para nosotros el fin del principio, el punto de referencia que señala el cierre del capítulo uno en los anales de RUSH.” En palabras del propio Lifeson, la culminación de la grabación de “2112” les hizo comprender que el grupo ya había tocado el centro de su propia esencia artística y había dejado de expresar simplemente sus raíces e influencias primarias. El siguiente disco habría de reforzar este encuentro crucial con su ser más propio de parte del trío y eso conllevaba surcar una vía de cercana interlocución con el legado del rock progresivo británico, un escenario que el grupo siempre había admirado. El hecho de que “A Farewell to Kings” se grabara y mezclara en estudios de Gales e Inglaterra no era sino la manifestación exterior de este viaje interior. En días antes del inicio de las sesiones de grabación para este disco, Lee afirmó lo siguiente en una entrevista para la revista Circus: “Estamos expandiendo los alcances de lo que podemos ejecutar. estamos incorporando más instrumentos y habrá más presencia de texturas sonoras. Eso sí, ¡nunca traicionaríamos nuestro esquema esencial de hard rock! Simplemente lo remodelaremos. Hay muchas bandas que subestiman a su público, pero si uno observa a las bandas realmente grandes que tienen muchos años de carrera, se percatará de que han crecido y progresado junto a su público que también ha crecido y progresado.” En la misma entrevista, Peart confesó que pasó muchos meses estudiando y aprendiendo a dominar las percusiones tonales, y de hecho, el hiato de año y medio entre el disco anterior “2112” y el nuevo a ser grabado prontamente les dio tiempo y espacio para que cada uno hiciera sus exploraciones individuales en nuevos efectos de guitarra, más implementos percusivos, y cómo no, el muy relevante sintetizador Mini-Moog. Poco después del lanzamiento al mercado de “A Farewell to Kings”, Peart explicó en una entrevista concedida al semanario de Vancouver Georgia Straight que el grupo se dio cuenta de que se sentía un poco restringido en relación con las posibilidades de evolución musical hacia la cual querían dirigirse, así que en vez de ir a la opción más inmediata de aumentar el ensamble a cuarteto, decidieron aumentar su arsenal sin aumentar al personal. Todo el nuevo material fue compuesto en Ontario en un momento de relativo relax, algo que se repitió en las sesiones de grabación en los Rockfield Studios, pues éstos están ubicados en medio de la campiña galesa.

Rush - A Farewell to Kings 1977 Remastered Booklet Back Cover

Bueno, ya es hora de repasar concretamente el repertorio de este quinto disco de RUSH. Durando poco menos de 6 minutos, la canción homónima abre el álbum con una clara intención de manifestar la madurez de los nuevos vientos que soplan en el seno de la mente musical del trío. El comienzo viene con una hermosa sonata breve de guitarra clásica donde Lifeson se enfila directamente hacia un envolvente desarrollo temático de tenor renacentista; que poco después se unen el Mini-Moog (programado como un flautín) y el glockenspiel, estando el primero a cargo de llenar los espacios melódicos en curso mientras que el segundo tiene la misión de acentuar algunas notas concretas. Una vez terminada la breve introducción vamos al cuerpo central, pesado y ágil a la vez, fluidamente estructurado sobre una compleja y diversa ingeniería rítmica. El intermedio instrumental se asienta sobre un complejo compás de 7/4 sobre el cual se instala un primer solo de guitarra que comienza como entrecortándose y al final se impulsa hacia un cierre explícitamente fulguroso. Para la segunda sección del interludio, más breve, el ensamble usa un tempo más parsimonioso y el segundo solo de guitarra acapara un fragor más delineado en cuanto a lo melódico: a pesar de su brevedad, deja una huella fuerte para la próxima porción cantada. La letra de ‘A Farewell to Kings’ se centra en un enfoque ilustrado y centrado en el ideal moral de la autodeterminación sobre los síntomas de totalitarismo y corrupción en el sistema político: “We turned our gaze from the castles in the distance. / Eyes cast down on the path of least resistance”. – “The hypocrites are slandering the sacred halls of truth. / Ancient nobles showering their bitterness on youth.” Es precisamente en nombre de esa autodeterminación que en el último estribillo se hace un llamado a la conciencia para reivindicar la verdad del espíritu frente al sistema, una verdad que habría de fundar las bases para la defensa de la libertad individual y la justicia grupal: “Can't we raise our eyes and make a start? / Can't we find the minds to lead us closer to the heart?” Aquí se hace alusión a la canción que habrá de dar inicio al lado B del álbum, ‘Closer To The Heart’, canción que fue todo un hit en su momento, además de un himno rockero único e inmortal. Pero a esta canción volveremos más tarde.

Rush - Alex Lifeson 1977 Rush - 1977

La mini-suite ‘Xanadu’ se encarga de cerrar la primera mitad del álbum y, de paso, asienta el cénit definitivo del disco. Mencionamos también que se trata de una las máximas expresiones de creatividad progresiva que jamás haya gestado este excelente trío de Lee, Lifeson y Peart ,debido a su mágica confluencia de inteligencia melódica, fortaleza fastuosa y seductor misterio. Con sus poco más de 11 minutos de duración, ‘Xanadu’ es la magna expresión de esta renovada excursión progresiva del trío canadiense. Peart, al inicio de sus elucubraciones personales sobre el concepto central dela letra, pensaba en la película Ciudadano Kane, esa magnífica ópera prima del genio ORSON WELLES, donde se hacía una cita del poema ‘Kubla Khan’ de otro genio, SAMUEL TAYLOR COLERIDGE. Investigando las conexiones entre la grandilocuente figura del trágico protagonista de la susodicha película y el tenor del poema, al final se decidió por centrarse en este último exclusivamente. Aunque a Peart le incomodaba hacer una letra sobre un poema – siendo así que él es más fanático de la narrativa que de la poesía – y estaba preocupado por el hecho de que tendría, en algún momento, que quitarse espacio a sí mismo para citar al propio COLERIDGE, siguió adelante con este viraje de inspiración. De hecho, Peart estaba interesado en mostrar cómo el sueño de la inmortalidad responde a un ansia fatua que, al ser concretada, condena a uno a un eternidad de improductivo aislamiento y pavorosa angustia: “Held within the pleasure dome / Decreed by Kubla Khan, / To taste my bitter triumph / As a mad immortal man. / Never more shall I return, / Escape these caves of ice.” Respecto a lo estrictamente musical, pues solo cabe señalar que se trata de una de las composiciones mejor logradas en todo el catálogo de RUSH, y además de eso, los tres músicos no escatiman esfuerzos para usar un ambicioso arsenal sonoro que incluye un guitarra de doble cuello con bajo y 12 cuerdas de parte de Lee, extensivo uso de pedaleras de bajo, varias florituras y desarrollos melódicos de Moog y abundantes percusiones. En los dos primeros minutos, el trío se enfrasca en la elaboración de flotantes atmósferas cósmicas que retratan un paisaje entre surrealista e idílico, todo eso hasta que un fraseo de guitarra en 7/8 instaura el preludio adecuado para el primer motif central: éste se caracteriza por ostentar una majestuosa mezcla de garra y distinción a través de una ilación de diversos esquemas rítmicos que van desde lo sutilmente parsimonioso hasta lo vorazmente intrépido. El segundo motif central se focaliza en una atmósfera sobria donde el Moog adquiere relativo protagonismo a la hora de marcar el sendero melódico de turno. De hecho, cuando este segundo motif central se repite con el lamento de haber conquistado el sueño falso de la inmortalidad, el terreno está preparado para un gran final que habrá de ser guiado por la guitarra de Lifeson: he aquí uno de los más alucinantes solos que ha hecho el buen Alex en su vida entera, es un solo fiero, atormentado, tenso, lúcidamente transmisor de la señorial pesadilla en la que se encuentra atrapado el protagonista. El epílogo consiste en una última vuelta de tuerca del preludio en clave introspectiva que lleva hasta los rotundos golpes finales. La banda ha exorcizado creativamente las herencias recibidas de los idearios de GENESIS, YES y PINK FLOYD. ¡Qué gran canción!, ¡¡qué gran canción!!

Rush - A Farewell to Kings

‘Closer To The Heart’ abre el lado B y se trata de una canción muy significativa para RUSH: se trató de un hit que desde entonces y hasta siempre formaría parte de los repertorios de los conciertos. De hecho, el grupo sentía que esta canción tenía potencial de éxito comercial y lo mismo habría de pensar el management de Anthem Records. Respecto a la letra, tal como indicamos anteriormente, retoma el asunto dejado ad futurum en la letra de la canción homónima en base a la exigencia de reformar ideales morales y sociales más cercanos al corazón del hombre una vez dejado atrás el aparato dogmático y opresivo del Ancien Regime. A pesar de durar menos de tres minutos, esta canción es muy elocuente en lo que dice tanto en lo poético como en lo musical. El modo en que las campanas tubulares y el glockenspiel acompañan a las escalas iniciales de las dos guitarras acústicas (una de 6 y otra de 12 cuerdas) abre la puerta para la prístina línea vocal que ha de erigirse en centro temático. El desarrollo melódico es tan firme como vulnerable, una combinación perfecta para la efectiva transmisión de un mensaje que es un llamado a la conciencia desde lo que parece ser una combinación de pragmatismo y romanticismo: “The blacksmith and the artist / Reflect it in their art, / They forge their creativity / Closer to the heart.” / “Philosophers and plowmen, / Each must know his part / To sow a new mentality / Closer to the heart. / Yes, closer to the heart.” La fineza arquitectónica del solo de guitarra en el intermedio y el empuje renovador que la segunda sección cantada recoge desde allí garantizan la concreción de un clímax rockero muy peculiar para el álbum. ‘Cinderella Man’ es la única pieza con letra hecha por Lee, siendo así que él se inspiró en la película Mr. Deeds Goes to Town, protagonizada por Gary Cooper en el rol de un personaje filantrópico. Esta canción es la más cercana al estándar de rock pesado sofisticado que el grupo venía reforzando y refinando desde los tiempos de su segundo álbum “Fly By Night”, casi como si se tratara de un híbrido de ‘Something For Nothing’ (del “2122”) y ‘Lakeside Park’ (del “Caress Of Steel”). El interludio instrumental añade matices funky al holgorio rockero en curso. Por su parte, ‘Madrigal’ es una balada pastoral que respira un claro tufo Genesiano con algunos matices propios de una balada folklórica Zeppeliniana: los colores del Mini-Moog (que imita la flauta) y del glockespiel son detalles relevantes para realzar el intimista lirismo esencial de la canción. La letra es simplemente hermosa y aquí mostramos la segunda mitad de ella: “When life becomes as barren / And as cold as winter skies, / There’s a beacon in the darkness / In a distant pair of eyes. / In vain to search for honor / And in vain to search for truth, / But these things can still be given: / Your love has shown me proof.”

Rush

El álbum se cierra con la minisuite ‘Cygnus X-1 – Book 1: The Voyage’, la cual ocupa poco menos de 10 ½ minutos de duración y consta de las secciones sucesivamente tituladas ‘Prologue’, ‘Part I’, ‘Part II’ y ‘Part III’. El esquema de trabajo desarrollado por el trío a la hora de componer y arreglar las ideas musicales que se van hilando a lo largo de ‘Cygnus X-1’ se sostiene en una síntesis entre la fiereza más noble de los álbumes previos (‘By-Tor And The Snow-Dog’, ‘The Necromancer’ y, sobre todo, la legendaria suite ‘2112’) y la fastuosidad frontalmente progresiva por la cual la banda apostaba con todo en este momento de su carrera. La narración del prólogo que se explaya sobre fondos psicodélicos de sintetizador y campanas nos recuerda a las que tenían lugar en el preámbulo de cada sección de ‘The Necromancer’ (la minusuite que cerraba el lado A de “Caress Of Steel”): ceremonioso y lúgubre, aquí se anticipa lo que será el dramático final del relato de base para la canción. El verdadero armazón grupal se inicia con los precisos puntillazos del bajo que establecen un compás complejo cuyas cadencias son prontamente completadas por la batería y la guitarra, siendo así que a partir de allí se realiza una ilación de motivos anticipatorios de los que se expondrán de forma más amplia y reforzada en las partes sucesivas. ‘Part I’. ‘Part III’ se caracteriza por acoger e impulsar los recursos de nervio rockero precedentes dentro de una implosión persistente que se manifiesta tanto en los explosivos encuadres de la guitarra y la batería como en el desgarrador canto de Lee (“Spinning, whirling, still descending. / Like a spiral sea unending. / Sound and fury drown my heart. / Every nerve is torn apart.”). En las instancias iniciales, unas palpitaciones grisáceas de guitarra, puntualizadas por mecanismos de campana que brotan en momentos estratégicos, anticipa con relativa sutileza el drama inminente de la absorción en el vacío destructor; las irrupciones entrecortadas de bajo y batería arman poco a poco el fragor climático definitivo. Inaudita combinación de LEZ ZEPPELIN, YES y BLACK SABBATH. A modo de una lánguida letanía funeral, los fraseos conclusivos de la solitaria guitarra parecen retratar el inmune silencio espectral del espacio exterior. Justamente esta serie de fraseos resurgirá para una de las secciones de la suite ‘Hemispheres’ que ocupará todo el lado A del siguiente disco de estudio del mismo título, pero eso será tema de otra publicación en este blog en un momento futuro.

Rush - A Farewell to Kings

Todo el CD 2 y la mayor parte del CD 3 contienen la versión íntegra del concierto que brindó el trío en el Hammersmith Odeon de Londres en el 20 de febrero de 1978, en el contexto de la gira de promoción para “A Farewell to Kings”. Más de la mitad de este concierto apareció  en el año 1998 como el volumen 3 de la edición especial del disco en vivo “Different Stages”, pero ahora tenemos el concierto entero. Todo comienza con la música de fondo procedente del disco de JUSTIN HAYWARD & JOHN LODGE “Blue Jays”, específicamente, la canción ‘Nights, Winters, Years’, lo cual prepara el terreno para la dupla inicial de ‘Bastille Day’ y ‘Lakeside Park’. Ambas piezas procedentes del subvalorado (y también un tanto irregular) álbum “Caress Of Steel” brindan sus diferentes modalidades de vigor rockero y claridad melódica  para calentar contundentemente el ambiente desde el punto de partida: el primero es ostentoso, el segundo es más evocativo. ‘By-Tor & The Snowdog’ exhibe toda su majestuosa garra a través de su manera tan compleja de jugar con su esencialmente llamativo groove. Tras el sistemático frenesí de los guitarreos de Lifeson para la sección intermedia, lo dejan allí para que, acto seguido, emerja ‘Xanadu’ con toda su fastuosa magia. Siendo la primera pieza del entonces nuevo álbum “A Farewell to Kings” que se presenta en este evento, el trío saca a relucir toda la grandilocuencia esencial de esta canción ante un público sumamente receptivo. Con la subsiguiente presencia de la canción homónima del entonces nuevo álbum, el grupo mantiene en vigor la pulida prestancia progresiva con la que se alimenta su músculo rockero en este momento de su carrera: esto imprime una rotunda capitalización de la aureola de excelencia musical que se va imponiendo y reforzando con sentenciosa soltura. Ya sea en vivo o en estudio, ese preludio de guitarra clásica esboza su inherente belleza con convicción. La bien afiatada dupla de Lee y Peart funciona a las mil maravillas en los pasajes más complejos para permitir a la guitarra llenar espacios o soltarse en solos variopintos. ‘Something For Nothing’ nos devuelve a una garra rockera encuadrada en un esquema melódico más escueto, pero siempre con ese talante sofisticado propio del trío. Claro está, cuando llega el turno de ‘Cygnus X-1’, la prestancia progresiva alimentada de furia volcánica vuelve a ser la orden del día. El CD 3 comienza con la dupla de ‘Anthem’ y ‘Closer To The Heart’, dos canciones cuyas letras versan sobre el poder de la autodeterminación y los méritos de una visión moral del mundo que integre racionalidad y sentido de la comunidad. Ambas canciones son muy significativas para la historia de RUSH porque la primera de ellas abre el primer disco del grupo con Peart como integrante (“Fly By Night”) mientras que la segunda fue su primer hit mundial, justamente extraído del álbum entonces promocionado.

El momentum de la noche tiene que ser la suite ‘2112’, esa creación que anticipaba con miles de fuegos artificiales el arribo de la definitiva madurez progresiva del trío: este relato de rebeldía, introspección y autodeterminación a través de la visión estética del mundo resuena en las mentes y corazones del público tanto por su fuerza rockera como por su dramática complejidad estructural. la tocan casi entera pues omiten la sección ‘Oracle’. Cómo no, todo llega a su éxtasis decisivo cuando la última sección instrumental activa su furia sonora bajo el anuncio: “Attention all Planets of the Solar Federation. / Attention all Planets of the Solar Federation. / Attention all Planets of the Solar Federation. / We have assumed control. / We have assumed control. / We have assumed control.” ¿Es el triunfo fatal del statu quo o la victoria de los estetas rebeldes que heredaron el legado del protagonista? La doble posibilidad de interpretación de este clamor enaltece aún más el fragor musical en curso. Tras este antológico maelstrom de ideas y expresiones iconoclastas en el idioma rockero, el trío se despide del público por primera vez, lo cual no es sino el preludio al primer encore: el popurrí de ‘Working Man’, ‘Fly By Night’ e ‘In The Mood’, incluyéndose un fabuloso solo de batería antes de los golpes finales de la tercera canción. Una nueva despedida falsa anima al público a pedir más y con ello llega el segundo y último encore: ‘Cinderella Man’, canción idónea para cerrar el evento con un aire de distinción y un gancho melódico efectivo. Este volumen 3 se cierra con versiones hechas por otros intérpretes. Los DREAM THEATER se hacen cargo de ‘Xanadu’ con el uso de una rimbombancia expresiva muy fiel a la versión original, lo cual no es  de extrañar pues RUSH siempre ha sido una gravitante influencia en el quinteto estadounidense. El trío WRECK hace su propia versión de ‘Closer To The Heart’ con un punche rockero más exultantemente hard-rockero, mientras que el cuarteto THE TREWS presenta remodela ‘Cinderella Man’ con un talante más crudo (al modo de THE WHO y THE KINKS), sin por ello dejar de lado su lirismo original. El solista ALAIN JOHANNES hace una peculiar revisión etérea de la bella balada ‘Madrigal’ con un destaque especial de la guitarra sin trastes Ebo y un arreglo instrumental un poco más largo. El último ítem del CD 3 es una serie de efectos cósmicos al Mini-Moog que supuestamente iban a concretar una introducción espacial mucho más amplia para la última pieza del álbum: esos efectos estaban recogidos en una cinta que descubrió Wilson. El trío vio con buenos ojos la idea de incorporar esta rareza en la edición que tenemos en nuestras manos: Lifeson sugirió el título ‘Sickness X-1’ pero al final quedó como ‘Cygnus X-2 Eh’.

Rush

El librillo que acompaña a esta reedición es muy detallada en anécdotas concernientes a los aspectos técnicos de la grabación de cada tema, así como las inspiraciones e impresiones a posteriori que tienen los músicos y el ingeniero de sonido Terry Brown. De hecho, fue idea de este último que los sonidos exteriores (con cantos de aves incluidos) que sirven de fondo para las secciones iniciales de las dos primeras canciones del álbum se grabaran en las mismas afueras de los Rockfield Studios. Una ambientación totalmente natural. Lifeson recuerda que tocó caminando entre los micrófonos instalados en el jardín el preludio barroco de la canción homónima: le resultó un poco incómodo pues él no contaba con una correa para la guitarra y tuvo que improvisar una, siendo así que lo más correcto para una guitarra clásica es tocarla de manera fija y sobre un asiento. Pero, de todas maneras, le pareció gracioso y entrañable caminar con la guitarra casi colgando mientras miraba a Lee con su Mini-Moog y a Peart con su glockenspiel. Respecto a la letra de ‘Xanadu’, Peart recuerda que la noción de la inmortalidad como castigo y maldición no era nueva para él. Durante los tiempos de su primera banda de rock JR FLOOD, a la edad de 17 años, él hizo la letra para ‘Retribution’, la primera canción con letra suya. Cuando su madre se percató de eso, le preguntó entre risas: “¿Para quiénes haces estas letras?, ¿para profesores universitarios?” En palabras del buen Neil, se trató de una ocurrencia muy peculiar de su madre: “Algo muy suntuoso de decir a un muchacho aspirante a baterista que no llegó a terminar la secundaria. Años después, cuando alcancé la fama como integrante de RUSH, oí una vez disparatadas observaciones del estilo de «RUSH es  lo que sucede cuando se deja al baterista escribir las canciones.» Por supuesto, no tengo toda la culpa de eso: yo solo escribía las letras.” Lifeson designa a ‘Cinderella Man’ como una de sus canciones preferidas de ese periodo del grupo debido a la diversidad de su estructura musical y la alternancia de pasajes acústicos y eléctricos en sus estribillos. A pesar de su extensión y pomposa estructura multiforme, ‘Xanadu’ (la primera canción efectivamente grabada para el álbum) tomó relativamente poco tiempo para ser grabada pues era una pieza que el grupo ya había tocado en vivo antes de la grabación del álbum: su debut fue en un concierto en Milwaukee en el 10 de mayo de 1977, y el trío se la sabía al derecho y al revés. Es impresionó mucho a Brown y asentó un actitud muy optimista para el resto de la temporada de grabación, incluso estimulando ideas para la canción que más exigía de finezas experimentales en la consola de grabación, o sea, ‘Cygnus X-1 – Book 1: The Voyage’. En fin, esto es lo que nos ha brindado nuestra visita a los tiempos de “A Farewell to Kings”, un tiempos eternos donde la fuerza creativa de RUSH gobernaba, con la fuerza y el temple propios del emperador mongol Kublai Khan, una provincia importante dentro del cosmos del rock progresivo: una nueva mentalidad estaba siendo forjada, diseminada y afianzada en la escena musical de aquel entonces por los Sres. Lee, Lifeson y Peart, una mentalidad majestuosa. 



Muestras de “A Farewell to Kings”.-
Cygnus X-1 – Book I: The Voyage: https://www.youtube.com/watch?v=uDvWLOyZDYQ
A Farewell to Kings [vídeo-clip]: https://www.youtube.com/watch?v=eV-5iNu6Sd8
Closer To The Heart [video-clip]: https://www.youtube.com/watch?v=kyhW2v0NDM0
Cinderella Man [en vivo en el Hammersmith Odeon, 20 de febrero de 1978]: https://www.youtube.com/watch?v=z6c-D7ZeVs4

viernes, 24 de enero de 2020

ANTHONY PHILLIPS: el eterno fulgor de las cuerdas de una guitarra (o varias)

Anthony Phillips - Strings of Light

HOLA, AMIGOS DE CERCA DE LA ORILLA, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy tenemos la excelente (y un tanto tardía) ocasión de apreciar el más reciente trabajo fonográfico del maestro británico ANTHONY PHILLIPS, el cual se titula “Strings Of Light” y fue publicado por el sello Esoteric Antenna el 25 de octubre del pasado año 2019. Fue uno de los lanzamientos más esperados del año debido a que siempre despierta expectativas un nuevo disco o una nueva gira de un exintegrante de la legendaria y significativa banda GENESIS. Si por una parte, el buen STEVE HACKETT ya nos está empezando a aburrir un poco repitiendo esquemas de trabajo en sus cuatro últimos discos rockeros – aunque se agradece que preserve su actitud ecléctica en los mismos – y haciendo redundantes tributos ad nauseam a GENESIS, y a PHIL COLLINS solo le queda hacer giras geriátricas, por otra parte, TONY BANKS se lució a lo grande con su tercer disco de música de cámara “Five”. Pues bien, centrándonos ahora en el caso de ANTHONY PHILLIPS, él hizo una extensa labor de exploraciones sonoras con un arsenal de guitarras acústicas, tan extensa que este disco debió publicarse en formato de CD doble y un DVD acompañante. Otra muestra de que todavía queda un gran campo para cosechar infinita creatividad en los terrenos de los grandes que pasaron por las filas de GENESIS. Recordemos que “Private Parts & Pieces V - Twelve”, del año 1985, está grabado exclusivamente con una guitarra acústica de 12 cuerdas, pero ahora tenemos una lista más amplia de ítems donde se incluyen guitarras de 6, 12 y 16 cuerdas, guitarras clásicas, una guitarina (variante andina de la guitarra española), y alguna minúscula intervención de la guitarra Fender Stratocaster en uno de los temas contenidos en el segundo volumen. También se lució a lo grande el maestro PHILLIPS. Todas las piezas de “Strings Of Light” son de reciente creación (entre los años 2017 y 2019) salvo dos, que son mucho más viejas (sus esbozos originarios datan de 1971, ni más ni menos).

Anthony Phillips - Strings of Light

El primer volumen comienza con la dupla de ‘Jour De Fête’ y ‘Diamond Meadows’. Cuales expresiones musicales de calmas corrientes fluviales y suaves lloviznas de primavera, ambas piezas flotan en el aire con una cautivadora magia evocadora. En el caso de ‘Jour De Fête’, tenemos un ejercicio de atmósferas alegres que se agitan con sobria soltura a través de una colorida gracilidad. Por su parte, ‘Diamond Meadows’ se mueve por un sendero un poco más introspectivo, pero la majestuosidad intrínseca e insoslayable de las cuerdas de la guitarra son acentuadas con diligente y pulcra energía por el maestro PHILLIPS, lo cual se traduce en un efluvio de tonalidades expresionistas. Poco a poco, éstas van desarrollando un incremento de la energía sonora hasta llegar a la sección epilogar, que es cuando las cosas se van calmando hasta signar el reposo total. Una gran manera de iniciar el álbum. La tercera pieza, titulada ‘Caprice In Three’, es la primera donde la guitarra de nailon ejerce un rol protagónico, y eso se repetirá de inmediato con ‘Castle Ruins’. La primera de estas piezas mencionadas, tal como se indica en sus título, es una composición académica en 3/4 que se nutre del legado barroco. Podemos imaginar a un HAENDEL remodelado por la faceta más serena de BACH mientras se realzan fehacientemente los aires cortesanos que atraviesan a la pieza de cabo a rabo. En cuanto a ‘Castle Ruins’, ella ostenta una aureola más ceremoniosa a través de su talante más reposado, al modo de un ANDRÉS SEGOVIA*. PHILLIPS siempre se ha sentido tremendamente cómodo en el terreno académico y con todos sus años encima no ha perdido un milímetro de su sensibilidad creativa dentro de este esquema de trabajo. Cuando llega el turno de ‘Mermaids And Wine Maidens’, el buen ANTHONY inspecciona un poco en su faceta reflexiva sin dejar de utilizar recursos de grácil colorido para las secuencias de escalas desde donde se apuntala el cuerpo central. Con sus poco más de 6 ¼ minutos de duración, ‘Winter Lights’ se erige como la pieza más extensa de este volumen, y bien puede ser considerada como la cúspide del mismo. Su sólida y fluida combinación de pasajes evocativos con otros más notablemente vivaces se articula a partir de un impulso creativo sostenido sobre el legado del tema inmediatamente precedente, algo sobre el cual PHILLIPS edifica eficaces recursos de magnificencia sónica. Como dijimos antes, un genuino cénit para el primer volumen. 

‘Song For Andy’ combina la aureola introspectiva del tema #2 con la sobria gracilidad del tema #5. Bajo el hermoso título de ‘Pilgrimage Of Grace’ se despliega una pieza que cumple con la función de ahondar fehacientemente en la faceta melancólica de PHILLIPS, mientras que ‘Skies Crying’ tiene la función de revitalizar el potencial de ágil y sofisticado colorido que es tan propio de la guitarra de 12 cuerdas. Hay un aire otoñal en esta pieza que se siente dinámico: la imagen de la caída intrépida de las gotas de lluvia como portadora de una suerte de vigor para un día cubierto por las nubes donde dicha lluvia nace. Otro punto alto de este volumen 1 cuyos diez últimos minutos están ocupados por la tríada de ‘Mouse Trip’*, ‘Restless Heart’ y ‘Still Rain’. Dicha tríada empieza con un aire travieso, sigue con un espíritu focalizadamente sereno, y termina con un carácter reservado y misterioso. Tras disfrutar de los temas por los que hemos transitado hasta ahora, los cuales son de por sí suficientes para hablar de una obra musical completa y cohesiva, nos tomamos un pequeño momento de reposo antes de abordar el segundo volumen de “Strings Of Light”. Éste comienza con la miniatura ‘Into The Void’ (dura poco más de un cuarto de minuto) que consiste en parcos y cortantes fraseos de una guitarra de 12 cuerdas, la misma que habrá de virar radicalmente hacia una actitud fastuosa y versátil para la bella y exótica pieza ‘Andean Explorer’, la cual dura 4 minutos y pico. Pasando de una pasaje exaltadamente expresionista a otro de tenor renacentista, luego se mueve por parajes místicamente pastorales que nos remiten inevitablemente a la faceta folk-rock de los GENESIS de 1970. Este segundo volumen recién acaba de empezar y ya nos muestra una de sus cúspides. Luego siguen dos tandas dobles de un tema breve y otro más desarrollado: ‘Mystery Tale’ y ‘Sunset Riverbank’; ‘Tale Ender’ y ‘Shoreline’. La primera tanda comienza con aires sobrios y sigilosos completados con su cuota oportuna de colorido, continuando con una amable languidez donde se evoca el gentil reposo de la luz tras la venida de la noche. Las pulcras puntuaciones de la guitarra eléctrica en el último tercio parecen evocar la presencia de las estrellas en el paisaje nocturno. La segunda tanda comienza con flotantes efluvios de guitarina para luego remitirse a una secuencia de señoriales escalas de guitarra de 12 cuerdas impulsadas por una distante gravedad, una aureola remota que, a pesar de todo, tiene un encanto grande. ‘Days Gone By’ regresa a los aires académicos de la mano de la guitarra clásica, basándose en un compás de 7/8; de paso, también nos devuelve a la faceta más cálida del ideario estético de PHILLIPS. 


Anthony Phillips

Cuando llega el turno de ‘Crystalline’, el imperio de la delicadeza se impone como el aire que llena y dirige al orden cósmico con su sutilísima corporeidad: así es la autoridad de los pasajes delineados por la guitarra acústica. Por su parte, ‘Fleur-De-Lys’ elabora un retrato sonoro de lo terrenal en un momento de extrema quietud; el encuadre musical realizado por la guitarra clásica le da un aire académico al asunto contemplativo en curso. ‘Grand Tour’ vuelve a los esquemas más fastuosos de lo pastoril por vía de un uso intensivamente enérgico de la guitarra de 12 cuerdas en la expansión de diversos timbres y focalizaciones melódicas. Lo meditabundo es el talante predominante, pero éste halla diferentes estrategias de elocuencia a lo largo del desarrollo temático, siendo así que en algunos momentos vira hacia auténticas descargas de vibraciones extrovertidas. Una pieza muy bella que nos envuelve e interpela. El breve tema ‘Home Road’ (dura solamente 1 minuto) es pura calidez arropada por una gentil y juguetona ingenuidad, preparando el terreno para el tema que ha de cerrar el repertorio: ‘Life Story’. Tambien es el tema más largo pues ocupa un espacio de 10 minutos. El tema está enteramente plasmado por una guitarra clásica dispuesta a exhibir diversos matices de jovialidad y relajamiento, transitando por parajes vivarachos y festivos, así como por otros marcados por una espiritualidad contemplativa. Tampoco falta alguna sección donde el desarrollo temático se pasea por veredas de ceremoniosa luminosidad, haciendo que la vivacidad transite hacia una dimensión más sutil. El último minuto y medio elabora etéreas fluctuaciones sonoras donde reina la reflexividad austera. Así termina el abundante repertorio contenido en “Strings Of Light”, un disco refinado y excelso con el que ANTHONY PHILLIPS exorciza y remodela una parte de sus versátiles fantasmas musicales, la parte de las guitarras acústicas. Este disco exuda fulgor por cada uno de sus poros sonoros y como tal lo debemos considerar como uno de los trabajos más logrados de su muy amplio catálogo publicado. Aunque mirándolo por encima, la estructura de un CD doble puede sonar a algo que nos quita mucho tiempo, en realidad no se trata de una obra tan exhaustivamente larga: cada volumen incluye material que se junta en menos de 50 minutos, así que nunca se hace pesado. Ante todo, la inspiración melódica está siempre allí, latiendo, saliendo a flote con grandes artilugios a veces, penetrando en áreas más sutiles en otras... pero siempre con altos vuelos. ¡¡Muy recomendable!!



Muestras de “Strings Of Light”.-
Caprice In Three: https://www.youtube.com/watch?v=EMM4KwXo9gM
Winter Lights: https://www.youtube.com/watch?v=h3FhL3CoYNQ
Skies Crying: https://www.youtube.com/watch?v=9haVDWi22nI
Grand Tour: https://www.youtube.com/watch?v=JcucM5-L1vQ
Life Story: https://www.youtube.com/watch?v=BLVSeanLyak

* El aspecto hispano de esta composición está inspirado justamente en varias imágenes de viejos castillos españoles.

** El título de esta pieza es una alusión humorística a la obra teatral de Agatha Christie Mouse trap, que es la que tiene el récord de mayores representaciones en el círculo teatral de Londres.

miércoles, 15 de enero de 2020

TONY BANKS: música de cámara en cinco jornadas

Tony Banks - 5

HOLA, AMIGOS DE CERCA DE LA ORILLA, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy presentamos el tercer disco de música de cámara de TONY BANKS, a quien conocemos como el perpetuo teclista, ocasional guitarrista y más prolífico compositor de GENESIS: el disco en cuestión se titula “Five” y fue publicado el 23 de febrero último por el sello BMG. Este ítem fonográfico sucede a “Seven: A Suite For Orchestra” (2004) y “Six Pieces For Orchestra” (2012), y de hecho, BANKS no tenía en mente específicamente que este disco que tenemos en nuestras manos contuviese cinco piezas, pero al final, no pudo evitar que ésa fuese la cantidad de ítems de su repertorio, y cómo no, tampoco pudo evitar que el propio título “Five” se impusiera por sí mismo. Así que, en este caso, tenemos una secuencia involuntaria de cantidad decreciente de composiciones académicas. Las primeras ideas musicales de lo que luego pasó a ser el desarrollo del repertorio completo de “Five” emergieron de la comisión que se ofreció al buen TONY para que compusiera una pieza de cámara de 15 minutos para el Cheltenham Music Festival de julio del 2014, siendo la decimoséptima edición del mismo y con una orquesta dirigida por Meurig Bowen. BANKS adoptó la estrategia de acoplar y armonizar varias piezas breves que ya tenía a medio desarrollar: el resultado fue ‘Arpregg’, la cual, tras algunas remodelaciones ulteriores para las secciones más fastuosas, se rebautizó como ‘Prelude to a Million Years’, a la sazón, la pieza de apertura de “Five”. En este disco, nuestro compositor de interés contó con el soporte de la Orquesta y Coro Sinfónico Nacional de la República Checa, siendo así que el director Nick Ingman no solo guio al ensamble de cámara con su batuta, sino que también ayudó a BANKS a perfeccionar varios matices, cadencias rítmicas y atmósferas de las cinco piezas aquí incluidas. Su labor en ‘Prelude To A Million Years’ fue muy valorada por BANKS y por ello lo acogió como su socio en cada paso del camino de realización integral de “Five”. También se destaca en varios momentos las intervenciones de los solistas John Barclay [corneta y trompeta], Martin Robertson [saxofón y duduk], Frank Ricotti [percusión] y Skaila Kanga [arpa]. A lo largo de todo el disco, BANKS toca piano y también algo de celesta, algo que no sucedió en los dos discos de cámara precedentes (de hecho, no toca nada en “Six Pieces For Orchestra”). Bueno, veamos ahora los detalles específicos de este nuevo repertorio orquestal del maestro BANKS.


Tony Banks

‘Prelude To A Million Years’ (con un título tomado de la novela gráfica de Lynd Word) comienza con capas masivamente ceremoniosas de las cuerdas, diseñadas ellas para plasmar un aire de sombrío señorío. Dicho señorío se acrecienta notoriamente cuando entran a tallar los bronces, logrando también que una luminosidad renovadora le dé un giro más robusto a la atmósfera y al desarrollo temático. Los niveles de grandilocuencia son variados y finamente calculados según el momento. El núcleo temático es, de por sí, un prodigio de magnificencia aristocrática signada por una pulcritud arquitectónica. Ya cuando se ha pasado la frontera del sexto minuto, el armazón orquestal pasa hacia un largo paraje de relativa serenidad que no es sino la instauración de los cimientos de un próximo momento de expansión expresionista cuyo clímax exhibe su mayor fulgor alrededor de la frontera del décimo minuto. Una vez que todo regresa a la previa atmósfera de señorial serenidad, el terreno se prepara para que la magnificencia del motif central marque un nuevo terreno durante los últimos tres minutos y medio, aterrizando todo en una plácida calma otoñal. La dupla de ‘Reveille’ y ‘Ebb And Flow’ encarna, según nuestro parecer, la cumbre del disco. ‘Reveille’ comienza con el piano dictando y trazando efluvios ondeantes mientras las cuerdas y las maderas, con una delicadeza estratégica, se van uniendo a la exquisita marea sonora en curso. Dicha marea va ganando en densidad y claridad melódica cuando el corno aporta sus sobrias florituras y el bloque orquestal va armando su imponencia hasta llevarla a su explicitación más notable. A mitad de camino, las aguas transitan por un paraje más calmado mientras el motif central se reacomoda para explayarse en un ambiente más cercano a lo melancólico. No se trata tanto de un viraje como de un replanteamiento de la mirada musical a fin de develar el aspecto reflexivo que la alegría también tiene. Este momento resulta crucial pues el epílogo de la pieza se sitúa claramente en una instancia serena, lo cual da un matiz ligeramente crepuscular a un fulgor que siempre fue permanente. ‘Ebb And Flow’ se emparenta más con el señorío esencial de la primera pieza a la par que le da un esplendor más rotundo. De hecho, cuando aún no llegamos a la frontera del segundo minuto, las cuerdas ya han instalado una cadencia entusiasta desde la cual se impulsa el dominio de lo extrovertido en el encuadre expresionista del bloque instrumental global. Los momentos más gráciles evocan imágenes de un atardecer primaveral, los más ostentosos aluden a un mediodía veraniego.

 

‘Autumn Sonata’ sí establece un hermanamiento más pleno con el espíritu de palaciega ceremoniosidad que antes apreciamos en ‘Prelude To A Million Years’. Su motif central exhibe una calidez ciertamente conmovedora a través de un talante que se siente predominantemente grisáceo. De todas maneras, siempre se abren algunos espacios para que el desarrollo melódico dé indicios claros de agilidad, y, de hecho, los cuidados aportes de las percusiones tonales son chispazos de jolgorio en medio de la sobria alegría que siempre para traslucirse en medio de la parsimonia reinante. A poco de pasado el límite del sexto minuto, se da un empuje de refulgencia al arreglo orquestal bajo la guía del corno: de este modo, se gesta un cautivador pasaje saltarín donde se produce un breve reinado del vitalismo en su más plena pureza expresiva: para ello, el apoyo coral resulta importante. Aunque las cosas pronto retornan a la serenidad inicial, la semilla ya está sembrada para que el recurso vitalista pueda resurgir en cualquier momento... y en efecto, eso ocurre durante el magnífico pasaje epilogar. Muy a lo ELGAR va el asunto, y nos encanta, en general casi como cualquiera de las dos piezas precedentes. Vale la pena contar la anécdota de que ‘Autumn Sonata’ tenía primero el título provisorio de ‘New And Old’ en alusión al hecho de que BANKS armó esta pieza uniendo una composición reciente con otra de hace muchos años y para la cual no había encontrado un lugar todavía: la sección vieja es la intermedia. Todo concluye con ‘Renaissance’, la pieza más consistentemente solemne del álbum, y también la que incluye la presencia más fuerte del ensamble dentro del integral aparato académico. El desarrollo temático se inicia etéreamente sobre una cadencia muy constreñida, haciendo que los pasajes más calmos fluyan con infinita fluidez mientras que los pocos momentos exaltados se edifiquen con sutil naturalidad. El título del tema invita a pensar en un vivaz salir a la luz tras una vida de oscuridad y muerte con la cual aquélla se contrasta, pero, dado el talante de la pieza, más bien parece que esta pieza pretende retratar el tránsito del misterio al empoderamiento que se da desde el mismo momento del renacer. Se refuerza esta intuición cuando la segunda mitad del desarrollo temático se deja inundar por una aureola optimista y fulgurosa: al final, resulta que lo solemne se deja empapar masivamente por este poderoso cariz optimista para dejar detrás de sí lo etéreo y lo ceremonioso. Es la pieza óptima para concluir esta serie de “Five”.


Se nota que TONY BANKS se está tomando con mucho entusiasmo esta fase actual de su carrera musical como compositor de cámara: nos atrevemos incluso a señalar que “Five” es el disco más notable que tiene hasta la fecha dentro del presente periodo. A lo largo del repertorio de este disco se da un despliegue muy inspirado y equilibrado de fastuosidades alternadas con pasajes reflexivos, piezas que muestran su suntuosidad de manera gradual y otras que la muestran prácticamente desde sus primeras instancias. No se trata de una simple excursión en la música académica por pura curiosidad, sino de una labor sesuda que rinde frutos musicales muy coloridos. Nos ha causado una muy grata impresión.



Muestras de “Five”.-