sábado, 31 de julio de 2021

KBB vitalidad perpetua al género progresivo

KBB - Lost and Found

(Reseña publicada originalmente en la lista de correo La Caja de Música)

HOLA, AMIGOS DE CERCA DE LA ORILLA, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Siendo uno de los grupos japoneses más usualmente celebrados en la movida prog internacional del momento, enfoqué mi experiencia inicial con KBB con muchas expectativas. El disco debut “Lost and Found” fue el elegido por el destino para mí, y realmente debo decir que ha supuesto una gratísima sorpresa, un descubrimiento progresivo de gran orden. Con un sonido moderno, y con todo, lejos de la parafernalia pop común, y con una actitud fastuosa, y sin embargo ajena a ornamentaciones gratuitamente pomposas, este cuarteto instrumental liderado por el muy talentoso músico Akihisa Tsuboy - eficaz guitarrista y, ante todo, fabuloso violinista - crea un espacio progresivo en el cual confluyen la magia estilizada del jazz-rock de Jean-Luc Ponty y Allan Holdsworth, por un lado, y el esplendor trepidante del ELP post-“Brain Salad Surgery” (en sus mejores momentos) y de los más notables trabajos solistas de Wakeman, por el otro. La fluidez y naturalidad con la que confluyen ambas tendencias es pasmosa en su bien afiatada concreción: el sonido grupal se siente lleno de exquisitez y encanto, y aun así, mantiene un nivel de energía impactante e inapelable.

Con el tema de entrada tenemos toda una declaración de principios referente a la ideología musical de KBB: ‘Hatenaki Shoudou’ tiene un gancho muy directo y especial. Los teclados de Suzuki emergen en buena medida como el cimiento sinfónico que permite al grupo mantener un sentido del ornato y del ornamento bastante despierto, mientras que la sección rítmica parece sentirse más cómoda funcionando bajo los parámetros del jazz con una dosis extra de garra rockera: Tsuboy, autor de todas las piezas de este repertorio, funge no solo como solista principal, sino también como un puente vital entre ambas tendencias. También es verdad que Suzuki en ciertos momentos es capaz de dejar atrás sus tenencias yessianas-wakemanianas para dejarse llevar más por la influencia de Jan Hammer y Chick Corea, tal como sucede en la segunda pieza, ‘Catastrophe’. Ésta mantiene una línea más jazzera, desarrollada a través de los recovecos que el grupo crea en torno al sencillo núcleo melódico: nueve minutos de pura gloria enérgica, donde el violín se luce como nunca. ?Cómo nunca? Bueno, creo que esto resulta un poco impreciso, pues más adelante, en ‘Nesso no Kioku’ - a la sazón, la pieza más aguerrida del disco - el violín vuelve a brillar con infinito fulgor.

La fastuosidad sinfónica se erige en el elemento predominante en ‘Antarctica’, un tema creado al estilo de música para documentales en sus motivos de apertura y clausura, con su buena dosis de vibración explosiva en varios momentos intermedios. ‘The Desert of Desires’ retoma el espíritu de las piezas primera y tercera, sazonándolo con un poco de rock duro: esta vez Tsuboy se concentra exclusivamente en la guitarra. ‘Another Episode’ está más enmarcado en la onda jazzera, aunque se reconocen ciertos ribetes de tipo ELP en los pasajes más fuertes del tema: la explosiva coda final le da un conveniente broche de oro al asunto. Ya para cuando llegamos al tema de cierre ‘Divine Design’, nada nuevo hay bajo el sol de KBB: bases melódicas efectivamente desarrolladas, sabias combinaciones de sinfonismo y jazz-rock, ejecuciones elegantes y enérgicas, gancho multicolor: ‘Divine Design’ cumple con completar el cuadro sonoro del disco con una 100 % de coherencia. En lo personal hubiera preferido que ‘Nessa no Kioku’ hubiese ocupado el cierre, pero en fin, el disco de por sí queda muy bien así como está... y punto.

En fin, tenemos en “Lost and Found” un discazo que hará las delicias de los acérrimos amantes de las pautas más ostentosas tanto del progresivo sinfónico como del jazz-rock contemporáneo: eso sí, con una ostentación parametrada bajo la guía conjunta del buen gusto y la elegancia. KBB es uno de esos grupos que dan una vitalidad perpetua al género progresivo en nuestros tiempos.


Muestras de “Lost and Found”.-


Más críticas de César Inca Mendoza en: Autopoietican - Apuntes de música progresiva contemporánea

sábado, 17 de julio de 2021

Programa #294 - Áuryn

 Áuryn - Antes de cerrar los ojos

Con ustedes, el podcast 294 de Cerca de la Orilla, para que lo tengan y lo escuchen a la hora que quieran. 

Esta emisión fue dedicada por entero al grupo argentino Áuryn, donde además de repasar su material musical, tuvimos una amena charla con sus cuatro integrantes: Matías Catueño, Andrés González, Nehuen Herrero y Nicolás Truchet.

Podcast:


Lista de canciones: 

Quintaesencia - Artista Áuryn, disco Antes de cerrar los ojos 

Antes de cerrar los ojos - Artista Áuryn, disco Antes de cerrar los ojos 

Luna llena - Artista Áuryn, disco Antes de cerrar los ojos 

Renacer - Artista Áuryn, disco Antes de cerrar los ojos 

Ficha técnica: 
Fecha de publicación: 17/julio/2021 
Rúbricas: Nora García 
Producción integral: Javo Aguirre

¡Saludos argentinamente progresivos!

sábado, 10 de julio de 2021

La segunda ceremonia progresivamente alienígena de BIZIRIK

 Bizirik - Ceremonia II

HOLA, AMIGOS DE CERCA DE LA ORILLA, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy nos complace enormemente presentar el nuevo trabajo fonográfico de BIZIRIK, el proyecto creado por el bajista-Stickista chileno Cristián Larrondo (a quien conocemos desde hace varios años como integrante de MAR DE ROBLES y ABRETE GANDUL): se titula “Ceremonia II” y su publicación está planificada por el sello Mylodon Records en lo que queda del presente mes de junio. Se trata de la segunda parte de una trilogía que habrá de cerrarse en el futuro próximo (esperemos que sea así), y su temática tiene un fuerte componente de denuncia social.* A diferencia del disco “Ceremonia” (2018), donde Larrondo se hizo cargo de todas las instrumentaciones, esta vez él se hace acompañar por una excelente pléyade de colaboradores. A lo largo del disco intervienen los guitarristas Claudio Corcione (EXSIMIO), Oliver Moris (TRAUMATIC NOISE), Rodrigo Moris (MAR DE ROBLES), Rodrigo de la Prida (HOREJA) y Felipe Moreno (ANTICUECA), el baterista Alfredo Smith (AUTÓMATA), los vientistas Ramsés Luna (LUZ DE RIADA) y Julio Tobar (MAR DE ROBLES), el Stickista Tomás Diaz, el percusionista Juan Gronemeyer, y el baterista Fernando Jaramillo (EXSIMIO). Cristián Larrondo también se hizo cargo de los sintetizadores, las programaciones y los efectos de sonido. No olvidemos que a inicios de febrero del presente año, Larrondo nos brindó “Exploraciones Del Fin Del Mundo”, un disco de exploraciones solitarias con el Chapman Stick, así que este maestro se ha mantenido sumamente activo en estos últimos años. En realidad, los primeros pasos para la gestación de “Ceremonia” tuvieron lugar en noviembre de 2019, cuando Larrondo compuso el tema ‘Tropel Alienígena’ con la inspiración de la movilización social chilena e invitó a Rodrigo de la Prida a grabar las partes de guitarra: en palabras del propio Larrondo, «el resultado fue tan bueno que decidí seguir la misma metodología para el disco completo, a diferencia de “Ceremonia I”, que lo grabé todo en solitario». Todas las composiciones son de Larrondo excepto por un tema, que fue coescrito por él y el ya mencionado De la Prida. Teniendo en cuenta las estrictas circunstancias del distanciamiento social mundial, las sesiones de grabación tuvieron que realizarse mediante el intercambio de archivos de audio entre noviembre de 2019 y noviembre de 2020, lo cual ya era algo natural en el caso de los músicos residentes en el extranjero, como es el caso del mexicano Ramsés Luna. Los estudios utilizados están ubicados en las localidades chilenas de Rancagua y Santiago, Los Ángeles (EE.UU.), Lezno (Polonia) y Ciudad de México. Como sea, el disco se completó y ahora es una realidad concreta dentro de la producción progresiva del presente año 2021; veamos ahora los detalles del repertorio.

Bizirik - Ceremonia II

El inicio del disco llega de la mano de la imponente pieza ‘Matadero Imperial’, la cual instaura una poderosa secuencia de pasadizos sonoros diseñados por inteligentes síncopas y edificados por una energía musical simultáneamente repartida entre el vigor y la constricción. En este contexto, el ensamble desarrolla un robusto híbrido de space-rock y jazz-prog que sabe arroparse consistentemente bajo su propio manto de sobriedad, mientras añade matices grisáceos al asunto. Aires de familia hay con GORDIAN KNOT y STICK MEN, con alusiones añadidas a los DJAM KARET de los dos últimos discos. ‘Vagabundo Otero’ emerge como una excelsa miniatura fusionesca de orientación psicodélica, sirviéndose solamente del bajo y un arsenal percusivo; las líneas misteriosas y extrovertidas del bajo y la calidez telúrica de los tambores se enhebran perfectamente, dejando una huella fuerte en la memoria del oyente atento a pesar de que todo dura poco más de un minuto y tres cuartos. Cuando llega el turno de ‘Tropel Alienígena’, se impone el reino de la gracilidad con una soltura mágica y vivaz. El groove es complejo y, aún así, lleno de gancho: con las vibraciones cibernéticas propias del space-rock, la potencia del prog-metal y el señorío polirrítmico del paradigma math-rockero, el ensamble gesta un cénit de gran solvencia progresiva mientras va hilando los diversos motivos y atmósferas con impoluta fluidez. Hemos tenido aquí un viaje nostálgico al espíritu del segundo álbum de MAR DE ROBLES con una remodelación muy fresca que algo tiene de Crimsoniano; también hemos tenido un cénit decisivo del álbum. ‘Vulgoinsurgencia’ abre paso a la primera instancia de inquietudes sombrías, pero lo hace no para explorar lo siniestro, sino para crear un paraje etéreo alimentado de artilugios psicodélicamente electrónicos y cadencias jazz-rockeras de espíritu experimental. Los aires de familia con los STICK MEN y los solistas del maestro Trey Gunn están allí, bien patentes. ‘Asunto De Drogas’ es una breve exhibición de minimalismo abstracto con voces de fondo; así, queda el terreno preparado para el arribo de ‘Beligerantes Vinagres’, el cual regresa de lleno a la extroversión exuberante y muscular que ya dejó una gran huella en la pieza #3. Incluso se nota una magnitud más maciza en el sostén de las pulsaciones rockeras que se dan dentro del armazón progresivo en curso. El epílogo cósmico es un detalle eficazmente sorpresivo.

‘Generación Experimental’ es un ejercicio gentil de Stick donde Larrondo permite que los acordes directivos del desarrollo temático brillen por sí mismos con un tremendamente grácil lirismo. ‘Reclusión Domicilaria’, el ítem más extenso del repertorio con su espacio de más de 9 minutos, expone una nueva exploración dentro del discurso space-rockero con generosas dotaciones de sonoridades cibernéticas y la mirada puesta en una remodelación modernista del legado del krautrock electrónico (TANGERINE DREAM y CLUSTER se nos vienen a la mente). Orgánicamente vital y rotundamente maquinista a la vez, esta pieza se focaliza sólidamente en la atmósfera futurista y omnisciente que conforma su esencia expresiva. Las voces de fondo añaden un aura de misterio al asunto, mientras que algunos arrebatos filudos que emergen cerca del final ostentan un aire de peligro. Una declaración muy peculiar dentro del repertorio del álbum. Durando poco menos de 6 minutos, ‘Tropelista’ desarrolla un ejercicio de jazz-rock tenebroso sobre un compás de blues que, fomentando un nervio filudamente rockero desde su núcleo central y ornamentando su groove, trasciende a su esquematismo inicial para empujar al ensamble actuante hacia un gloriosamente neurótico clímax que se extienda por toda su segunda mitad. Lo que al inicio era sombrío pasó a ser incandescentemente furioso. Otro cénit del disco. La dupla de ‘Concilio Concertado’ y ‘Ceremonia’ se encarga de cerrar el repertorio. El primero de estos temas mencionados brinda un abierto contraste frente a la pieza que le precedía, pues se trata de una exhibición etérea de sonoridades y grooves folklóricos, bien metida en atmósferas introvertidas. Las cuerdas acústicas y el Stick se encargan de armar la maraña básica de la pieza, surgiendo en algún momento algunos ornamentos ensoñadores de flauta. En la segunda mitad, el propio Stick elabora un solo de tenor cósmico que realza lo etéreo hasta una dimensión mística, por así decirlo. ¡Qué hermoso tema!... Un tema que dice mucho en su espacio de menos de 3 minutos y medio. En cuando a ‘Ceremonia’, su enérgica vitalidad se centra principalmente en una confluencia entre los espíritus de los temas primero y tercero, aunque con un espacio mayor para ciertos interludios sutiles y un manejo más comedido de la inocultable musculatura rockera.

Todo esto fue “Ceremonia II”, una obra magistral y contundente dentro del actual escenario del rock progresivo y experimental de América del Sur. Los nombres de BIZIRIK y Cristián Larrondo pulen el brillo dorado de sus inscripciones dentro de la élite creativa de la vanguardia chilena. Definitivamente, éste es un disco que merece ser recomendado con total asertividad y sin contemplaciones de ningún tipo a todo melómano incansablemente buscador de experiencias refrescantes, pues escucharlo es toda una ceremonia variopinta que nos lleva sucesivamente a varios lugares de los mundos exterior e interior.



Muestras de “Ceremonia II”.-


* Dejemos que el mismo Larrondo nos exponga los detalles del concepto: “2020, el reciente despertar de la insurgencia del vulgo, dormida hace décadas en el olvido de la historia y ahora tildada de tropel alienígena, cae prisionero del último experimento generacional capitalista: un crudo matadero imperial, avalado por los beligerantes vinagres de siempre. Los tropelistas del control y la reclusión domiciliaria de una pandemia inoportuna confabularon también contra oteros vagabundos, errantes de rabia, que sin embargo sobrevivieron con su arte insurgente e interestelar. Concilios concertados, divagaciones aparentes con sentidos ocultos, colaboraciones, liberaciones, no fueron asuntos de droga ni simple distensión. Fueron un ritual, una Ceremonia...”.


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