HOLA, AMIGOS DE CERCA DE LA ORILLA, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Hoy tenemos el placer de presentar el nuevo álbum de PHOG, proyecto unipersonal del francés Philippe Ogier dedicado a cultivar un prog sinfónico refinado y fastuosamente centrado en la claridad melódica. “El Castillo” (así, en español) es el nombre de este cuarto álbum de PHOG, habiendo sido publicado el pasado 22 de octubre, y desde ya adelantamos que nos parece lo más notable de su discografía hasta la fecha. Sucediendo al disco predecesor “This World...” por un año y tres meses, “El Castillo” ahonda sesudamente en el señorío sinfónico de aquel para encuadrarse dentro de un dinamismo palaciego que se mantiene consistente a través de las diversas atmósferas y motivos que forman parte de este nuevo repertorio. Ogier se hizo cargo de todo aquí: las guitarras, los teclados, el bajo y las programaciones de ritmos. Este disco tiene un enfoque conceptual que gira en torno a un castillo actualmente en ruinas que está ubicado a 100 km. de Lyon, la ciudad natal de Ogier. De hecho, un cuadro que hay en la casa del propio Ogier y que retrata a dicho castillo es el que se ha utilizado como imagen de la portada. Bueno, veamos ahora los detalles del disco en cuestión, ¿vale?
Todo empieza con ‘Camino’ (sí, también en español), una pieza imponente que ya da indicios de la renovada y refrescante prestancia que ha adquirido el esquema sonoro de PHOG. Su generosa duración de casi 10 ½ minutos es aprovechada solventemente a la hora de exponer una cuestión de principios sobre la fastuosidad contundente por la que se perfila este álbum en concreto. En efecto, su majestuoso punto de arranque abre amplios caminos a una manifestación prioritaria de ceremoniosidad sinfónica, aunque más adelante, a lo largo de la segunda mitas, se abrirá espacios para rotundas manifestaciones gráciles de colorido melódico en la segunda mitad. De hecho, esto servirá para asentar el terreno para la exultante coda. Las conexiones estilísticas con GENESIS, YES, KARFAGEN y ECLAT son patentes mientras se va delineando la serie de ilaciones multitemáticas, las mismas que predominantemente se apoyan en las orquestaciones y bases de los teclados. ‘Inter Canem Et Lupus’ sigue a continuación para exhibir un inspirado viaje melódico signado por una hermosura envolvente que adopta algunos matices jazzeros en su groove central; éste apunta hacia un talante fusionesco mientras los armazones de teclado refuerzan una delicada maraña sonora signada por una cristalina claridad melódica. Los muy Hackettianos fraseos de la guitarra solista acentúan esta elegante dinámica, la cual culmina en un clímax sutilmente inquietante y patentemente fastuoso: de hecho, podemos imaginar que esta instancia retrata musicalmente la imaginería rapaz del título de este tema. En líneas generales, hallamos aquí una cruza entre el paradigma de ALCO FRISBASS y la línea de trabajo de los GENESIS de la etapa 76-78. ‘Tour De Garde’ dedica más tiempo que cualquiera de las dos piezas precedentes a crear un foco de expresión solemne mientras se detiene en el primer motivo central, pero más adelante, como si emergiera un nuevo amanecer, el bloque instrumental adopta una agilidad renovadora. Aunque no dura mucho, resulta vital para que la pieza adquiera un fulgor interesante antes de regresar a lo solemne para la sección epilogar.
Cuando llega el turno de ‘Prison Stones’, nos topamos con la pieza más ágil y breve del álbum (dura poco más de 4 minutos y medio). Su gancho melódico y su groove razonablemente sofisticado nos remiten a una cruza entre YES y CAMEL, además de algunas confluencias con los legendarios japoneses BELLAPHON. Su misión consiste en proyectar una frescura especial al ecuador del repertorio al recoger los ecos de la faceta extrovertida del ítem precedente. La pieza justamente titulada ‘El Castillo’ es la más extensa del repertorio – dura 18 minutos – y también se encarga de cerrarlo. Los primeros minutos sirven para crear una atmósfera densa y misteriosa que coquetea abiertamente con lo tétrico sin adentrarse realmente en él, un preludio que no nos permite adivinar el tipo de agilidad señorial que ha de signar al primer cuerpo central, el cual más bien destila una luminosidad amable y cálida, casi como si se tratara de una partitura perdida de THE ENID que fue remodelada por GENESIS. Una vez calmadas las cosas un poco, se abre un espacio sosegado para que emerjan alternadamente florituras de flauta y guitarra acústica. Este puente sirve para retomar y remodelar los aires de misteriosa ceremoniosidad que también signaron a la primera parte del tema de apertura. Así las cosas, el esquema sonoro vuelve a tornarse denso, claro está, siempre dentro de las pautas de refinamiento prog-sinfónico que conforman la esencia de PHOG. Los diversos motivos que se van sucediendo exploran varias instancias de suntuosidad, pasando de lo más sosegado y sutil hasta lo más explícito; es en este último momento que se instala un compás marcial desde el cual se impulsará un esplendoroso epílogo que va muy en línea con los ya mencionados THE ENID. Todo esto es lo que se gestó en los cuarteles del maestro Philippe Ogier en “El Castillo”, disco que refrendamos desde este blog como la máxima obra musical de PHOG hasta el momento. Definitivamente, se trata de uno de los discos más hermosos que se han realizado bajo los inmortales delineamientos del prog sinfónico en este año 2021, por lo que se recomienda altamente su inclusión en cualquier fonoteca dedicada al género.
Muestras de “El Castillo”.-
Inter Canem Et Lupus: https://phog.bandcamp.com/track/inter-canem-et-lupum
El Castillo: https://phog.bandcamp.com/track/el-castillo
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