HOLA, AMIGOS DE CERCA DE LA ORILLA, LES SALUDA CÉSAR INCA.
El versátil e impredecible grupo argentino HONDURAS, ensamble campeón de la vanguardia rockera argentina del nuevo milenio, vuelve al ruedo con un disco contundente titulado “El Cimarrón”, el mismo que fue publicado por el sello Viajero Inmóvil a mediados del pasado mes de julio. Preservando el formato de trío con la alineación de Pablo Malvino [bajos con y sin trastes, y Stick], Nicolás Kodric [sintetizador, órgano, programaciones y arreglos] y Alex Kodric [guitarras], HONDURAS se embarca en un nuevo trayecto a través de unos mares de lirismo relajado y reflexivo, el mismo que en la mayor parte de veces se asienta en climas contemplativos. El grupo decide distanciarse del predominio de lo adusto y lo filudo que había operado en sus dos discos precedentes (“Célula Dormida” y “Cinco”, de los años 2010 y 2014, respectivamente) mientras sigue explorando el aspecto más sutil de la visión musical que se estaba desarrollando en ellos; a la par, y esto es lo más crucial para el disco que ahora comentamos, el trío explora áreas de jazz-fusión, sinfonismo y Cantebury, además de la acentuación de elementos porteños los núcleos melódicos de varias de las piezas aquí incluidas. También es verdad que los estudios de composición de algunos integrantes ayudaron a germinar esta idea de explorar vías musicales más estilizadas que las empleadas en la discografía precedente. El arte gráfica del disco es muy bella y fue hecha por Martín Luna, quien nos explicó su simbolismo con las siguientes palabras propias que ahora transcribimos: “el concepto que esgrime desde el principio es el de una estación de tren caída en desuso, la imagen de lo que alguna vez fue y ahora ya no es por el abandono. Eso es muy propio de una época y algo que en definitiva es, trágicamente, una marca que tenemos para siempre, ya sea propio para bien o para mal: depende de cómo aprovechemos la experiencia.” Con esta imagen exterior se refuerza la noción de que las huellas permanentes de un pasado que se desvanece en la confusa niebla del tiempo y las añoranzas son las influencias más fuertes en la inspiración musical de esta nueva música de HONDURAS. Bueno, ya es hora de ir directo a los detalles musicales de “El Cimarrón”.
Durando poco más de 5 ¼ minutos, ‘Una Casa Por Etapas’ da inicio al repertorio con una actitud de solemne melancolía que se mueve bajo un manto otoñal y sereno. El carácter razonablemente complejo que tiene la estructura rítmica computarizada permite a los instrumentos de cuerda soltarse inteligentemente en sus matices entrecruzados mientras los teclados dirigen el desarrollo temático en curso. Es como si una asociación de músicos de TORTOISE y HARMONIA hubiesen remodelado una pieza perdida de GILGAMESH, añadiéndose algunos toques de AKSAK MABOUL en el camino. A este hermoso inicio de álbum le sigue ‘Nostalgia A Secas’, un tema cuyo título tan explícito indica ya un ansia proyectada hacia un sendero distinto al de la soltura expresionista de la pieza de entrada. Para este segundo tema del disco, el colectivo explora unas cadencias un poco más complejas en los armazones rítmicos programados pero con una placidez lo suficientemente envolvente como para permitir que los diálogos entre los instrumentos establezcan una poseía musical ensoñadora. Con la dupla de ‘Bailecito Con La Sombra’ y ‘Estampida’ tenemos 6 ¾ minutos de más expansiones sonoras motivadas por esta nueva misión musical que se ha trazado el trío. La primera de estas piezas explora a fondo la esencia de lo introspectivo a través de un sublime motif en 3/4 cuyo sobrio desarrollo melódico tiene la delicadeza del gentil aleteo de una pequeña ave: el talante ensoñador de la pieza precedente se ahonda en lo que parece un baile con las memorias de tiempos luminoso pasados y no una parte de una algarabía propiamente dicha. Por su parte, la estrategia de ‘Estampida’ se enfoca en una suntuosidad grácil donde la esbeltez del entretejido armado por los instrumentos partícipes resulta tan vital para la ingeniería melódica como la misma ilación de los diversos motivos que se van sucediendo a lo largo de un espacio de poco más de 4 ¼ minutos. La guitarra tiene un protagonismo especial aquí dentro del entramado sonoro tripartito. ‘Rancho Aparte’ se caracteriza por seguir un canon semejante al de la pieza precedente pero con un tono más solemne y una gracilidad menos pronunciada: volvemos a la vereda de AKSAK MABOUL a través del filtro de HUGH HOPPER & ALAN GOWEN, y con flotantes matices prog-electrónicos. ‘A Dos Pianos’ es justamente lo que dice el título, un estudio de efluvios galantes con la pauta del doble piano donde se notan claramente los aires de avant-tango que se diseñaron para la ocasión. Curiosamente, no es una composición a cargo del teclista sino del bajista Malvino.
‘El Desarraigo’ regresa al terreno del krautrock atmosférico con un uso muy discreto de la densidad sonora, eso sí, con un muy amplio campo para la elaboración de retazos jazz-fusionescos de parte de la guitarra. Tiene un gancho muy relevante este tema, es una pena que el grupo no le dé más espacio del que tiene – dura poco menos de 3 ½ minutos – pero el álbum tiene que seguir adelante. Con la secuencia de ‘Las Mañas Pulidas’ y ‘Aurora’, la gente de HONDURAS explora sucesivamente atmósferas grisáceas y fulgurosas: en efecto, el primero de estos temas exhibe una ceñuda y retraída espiritualidad otoñal con tu toque justo de densidad, mientras que el segundo se centra en climas resplandecientes donde los suaves oleajes de la guitarra se engarzan fluidamente con los retazos del bajo y las variantes claves armónicas de los teclados. ‘Motivos Encadenados’ vuelve al área de lo más adusto y lo hace centrándose en un enmarañamiento de ciertos pasajes secos y concisos, los cuales hacen de su mismo enmarañarse su foco expresivo. Los últimos 20 ¼ minutos del disco están ocupados por la magna pieza que precisamente le da título: la división formal de esta suite consiste de cinco partes con sus correspondientes títulos: ‘Obertura’. ‘Fugadito’, ‘Diversión Con Piano’, ‘Progreso Discontinuo’ y ‘Fugadito II’. Nos llama la atención, en el punto de partida, el enclave levemente sombrío con que emerge el primer motif, algo a medio camino entre GOBLIN y la faceta más misteriosa de un MIKE OLDFIELD, aunque con un revestimiento etéreo. A medida que el motif inicial se va enriqueciendo según su propio patrón evolutivo sereno, lo sombrío se ve reemplazado por lo señorial, pero el factor intrigante sigue operando con eficaz magnificencia. Tras un breve puente sutil emerge un motif sobrio y sereno que arma fluidamente un andamiaje lírico bastante envolvente, y a éste le sigue otro que sigue explorando climas envolventes pero con un manejo más expansivo de disonancias, algo así como insertar una pincelada de inquietud en medio de lo angelical. En algún momento, las cosas se ponen muy vibrantes cuando, en un momento de colorida exaltación, el trío arma una encrucijada entre las influencias de GENESIS, GENTLE GIANT y los TANGERINE DREAM de fines de los 70s. El dinamismo dado al complejo esquema rítmico programado es exigido por la gentil pirotecnia que el trío desarrolla en nombre de una grandilocuencia que nunca se les va de la mano. Una vez que este pasaje llega a su fin, el grupo regresa al terreno de lo angelical, y esta vez lo hace con el delineamiento de un pasaje circunspecto sostenido sobre un suave groove jazzero (algo así como la faceta más suave de unos OSFT MACHINE). Tras un breve puente de talante extrovertido que es seguido por unos ornamentos flotantes de sintetizador, llega el piano para la hora del epílogo, el cual se caracteriza por un manierismo solemne donde los aires nostálgicos se combinan con una complacida gracilidad del espíritu. ¡Qué gran éxito ha tenido esta idea de finiquitar el repertorio de “El Cimarrón” por todo lo alto!
Como balance final, tenemos que reconocer que nos faltan palabras para describir cuánto se ha lucido la gente de HONDURAS con la gestación, grabación y producción de este hermoso disco que es “El Cimarrón”, caracterizado por una muy refinado sentido de la sofisticación a través de las alternancias y combinaciones de lirismo, misterio, densidad y colorido que tienen lugar en cada una de las piezas contenidas en él. Creemos no exagerar cuando designamos a este trabajo como uno de los más exquisitos que se han forjado en la vanguardia argentina de los últimos 10 años, y aún si exageramos, el hecho es que es un disco muy recomendable.
Una Casa Por Etapas: https://viajeroinmovilrecords.bandcamp.com/track/una-casa-por-etapas
El Desarraigo: https://viajeroinmovilrecords.bandcamp.com/track/el-desarraigo
Motivos Encadenados: https://viajeroinmovilrecords.bandcamp.com/track/motivos-encadenados
El Cimarrón: https://viajeroinmovilrecords.bandcamp.com/track/el-cimarr-n